«No quería que los nervios me traicionaran y arruinar otra vez las cosas. Hugo no solo tenía intensiones de acostarse conmigo y eso era bueno. Sus ojos me miraban mientras sus dedos recorrían los pliegues de mi v****a, sentía mi piel erizarse y con ella eso que recorría la parte más baja de mi espalda, haciendo que quisiera cerrar mis piernas, pero había una mano de él que me lo impedía, uno de sus dedos hacía círculos sobre mi clítoris mientras mi cabeza se movía en la cama. Se tomaba su tiempo para hacerme mojar pero…ya yo estaba más que húmeda. Besaba mis labios y su lengua recorría mi cuello. Mis labios temblaban ante las caricias de Hugo y mis manos lo acercaron a mi pecho, me pegué a su cuerpo, logrando sentir su caliente, su calor. Sus manos acunaron uno de mis senos y dejaron