Me gustaría poder decir que esa fue la primera noche que descansé y dormí como debería, pero no fue así.
Cuando llegué al hotel y me calmé, estuve dando vueltas por la habitación, preocupado y culpable por dejar a Ginebra sola.
Eran más o menos las nueve de la noche cuando decidí ir a buscarla por toda la ciudad si era necesario para asegurarme de que estuviera bien. No quería acercarme, sólo cuidarla a la distancia. Mi papá me mataría si supiera que fui tan bárbaro y la dejé sola. Sin embargo, eso no fue necesario porque, antes de salir, escuché a Gin entrar a su habitación y me quedé más tranquilo.
No es cierto, seguí igual de perturbado. Sabía que estaba mal lo que hice, pero tampoco era capaz de ir a disculparme tan pronto. Así que preferí dormir, pero no logré mantener mis ojos c
