En vista de la crisis nerviosa que tenía mi madre por el fallecimiento tan inesperado de mi padre, tuvieron que colocarle un sedante y llevarla a la sala de recuperación. Estaba completamente devastada; bueno en realidad, ambas lo estábamos. Pero en especial yo, que sabía la razón de su muerte. No me quería imaginar lo que pasaría si mi madre llegaba a enterarse de toda la verdad. Me sentía como un verdadero moustro, no soportaba el peso de mi conciencia. Mientras mi madre reposaba en la sala de recuperación, yo me encontraba en uno de los pasillos de la clínica, había una enorme ventana y justo allí me quedé por un buen rato, apreciando el hermoso paisaje de toda la ciudad. Era una vista imponente, se respiraba aire puro y sentía mucha tranquilidad en medio de mi dolor. Necesitaba d