Discreta. Falda al cuerpo color marrón oscuro con blusa de lazo en la parte superior, color morado y sandalias marrón oscuro. Cabello recogido en un moño pegado a la cabeza y un sombrero con velo hasta la nariz. Debo admitir que todo fue obra de Ismenia. Yo nunca aprendí a arreglarme así de bien. Perfume ligero para la hora y actitud de viuda elegante. Mi suegra me acusaba de querer coquetear con un uniformado, esbirro de este nuevo gobierno, cuando yo lo único que quería era impresionar a este moreno, recostado del auto con mirada sorprendida e increíbles habilidades románticas. –Buenos días. –Le dije cuando lo tuve cerca y se brindó para abrirme la puerta de atrás, no lo miré. Mantuve la vista abajo, como él lo hacía en antaño. Subí, coloqué mi bolso de mano en el asiento y me endere