Robert regresó a su oficina para continuar con su jornada, en el escritorio se encontraba Darla que no se molestó en levantar la mirada hacía él, ella continuaba molesta y eso le fastidiaba aún más, sacó la caja negra y la colocó sobre su escritorio, ella observó el objeto antes de volver a tomar su papel de enojada, se resistiría aunque sabía que los regalos de Robert Anderson eran costosos. –No es a mi a quien le tiene que dar algo –soltó indignada. –Es la prueba de que intente disculparme con Elizabeth –expresó. Darla extendió sus manos atrapando el regalo para verificar su contenido, los ojos le brillaron al ver la valiosa y costosa pulsera. –Seguro ni lo intento –bufó. –Pasé un día completo buscandolo personalmente –señaló el objeto –. Se lo dí, lo rechazó, insistí y no funci