Elizabeth y Diego repartieron lo.que llevaban a los socios, ellos seguían discutiendo sobre la forma de convencer al cliente que no venda su empresa o que pida un costo bajo para evitar complicaciones, Elizabeth termino dándole su café a Robert aún recordaba que le gustaba n***o y sin azúcar de la última vez que había desayunado hotcakes en su casa habían pasado casi seis años desde ese día. Él no se molestó en verla, sus ojos estaban en el teléfono que tenía en las manos, el que no dejó en casi toda la reunión, ella se preguntó qué estaba haciendo ahí, está era una reunión de socios minoritarios que no era parte de su área y mucho menos su piso. –¿Cuál cree que sería la mejor opción, señor Anderson? –cuestionó Sonia. –Ustedes dos –señaló Robert a Diego y Elizabeth sin verlos –. ¿Qué se