Elizabeth llegó a la oficina y se concentró en los documentos para no tener que pensar en el idiota de Robert, ya suficiente había tenido toda la noche pensando si realmente había llegado a la casa o solo lo había sido su imaginación. Eliot la veía con curiosidad cuando se mordía el labio con fuerza y fruncia el ceño, solo podía imanigar que algo había pasado después que se fue o que estaba muy avergonzada por la situación que había pasado con su hija y el supuesto amigo Alex, recordó la forma en que le había hablado a Jay, tranquila y concisa, diciendo la verdad sin llegar a ser muy crudo. –Fue admirable la forma en que le explicó al niño lo de su abuelo. –Eh sí –murmuró –. Una vez leí que a los niños se les debe hablar con la verdad, eso de que los familiares se fueron y los abando