Capítulo 32. No hay nada que hacer señor, la mancha será muy difícil de limpiar. El día continuó más ocupado para Leonardo Coppola que para Celeste, pues no podía sacarse de la cabeza las palabras que ella le había dicho esa mañana, no solo no podía sacarse las palabras de Celeste, tampoco podía quitarse el recuerdo del rostro del pequeño luego de haber lavado y quitado la mayor parte del maquillaje de él, ni tampoco la voz de la niña, ella lo había llamado hermanito, y aunque no llegó a verla él sabía muy bien quien era la pequeña y deduciendo por el tamaño, no había duda de que debían ser mellizos, niño y niña, seguía pensando el CEO. -- ¿Manuel? – llama el Ceo a su asistente, el hombre ingresa al instante había tenido que estar toda la mañana en el departamento de su jefe solucionando