Capítulo 38. La única heredera de la señora Dupont es su nieta, Celeste Dupont. Celeste tocó su mano a modo de saludo, el hombre mayor se sintió conmovido al verla. Lo único que supo de ella en todos estos años, era que estaba bien, y que volvería cuando estuviera lista, eso le decía el señor Park todos los meses, cuando se encontraban para hacerle entrega a Rogelio de una suma de dinero para el mantenimiento mensual de la parte de la mansión donde la abuela vivió. La sala capital estaba envuelta en una solemnidad inusual cuando el respetado abogado Park Min Seo se preparaba para leer el testamento de la difunta señora Dupont. Los familiares presentes parecían haber formado dos bandos reunidos en la lujosa sala de conferencias, los que esperaban ansiosos las palabras que decidirían el de