Abril extendió la mano y le desabrocho los botones de la camisa. Los desabrochó uno a uno, dejando a la vista los músculos bien definidos de su pecho. Al terminar le pasó las manos por el pecho desnudo. La firmeza de su piel, el detalle de sus músculos siempre la habían impresionado, él era perfecto. _ Creo que eres tú el que no parece real, tu cuerpo, tu rostro, todo es perfecto. Alessandro acercó su rostro al de Abril, estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Sus labios se encontraron con los de ella y la lengua de él saboreó sus dulces labios. _ Qué dulce eres, tus labios son como la miel, no me canso de besarlos. Los ojos de su marido echaban chispas pasionales, en sus ojos ella pudo ver un hambre voraz y un deseo salvaje por poseerla por completo. Abril se rubo