Abril se quedó aferrada a Alessandro durante un buen rato derramando lágrimas de alivio, cuando pudo calmarse un poco y articular palabra, le dijo. _ Gracias por venir a rescatarme, por no abandonarme. Alessandro tomó el rostro de Abril entre sus manos, limpió sus lágrimas y le dijo. _ Tu eres mi esposa, siempre iré a salvarte, no lo dudes nunca. Ella quiso darle las gracias más que con simples palabras así que le dio un beso y volvió a decirle. _ Gracias. Alessandro la abrazó con fuerza, él se quedó un rato respirando el aroma de su cabello, sintiendo el calor de su cuerpo, los latidos de su corazón que aún latía con fuerza, él dio gracias a Dios por haber podido salvarla, por haber llegado a tiempo, en esos momentos él deseo de protegerla creció aún más, el querer estar a su lado p