Prólogo

2033 Words
La luz de la luna traspaso el ventanal en la suntuosa habitación de estilo victoriano, el viento habia corrido las abundantes telas que cubrían los ventanales  y ahora la luz de la Luna bañaba la grandísima cama matrimonial y las borrosa figura de un hombre desnudo que jadeaba sobre ella, las sanabas de satín n***o se envolvían sobre la piernas masculinas y dejaban al descubierto el torso del hombre, sus jadeos se hicieron más nítidos al igual que su cuerpo a medida que se abría paso la noche, un ligero rastro de vellos oscuros que extendía desde el pecho hasta más allá del vientre masculino. —Por favor, regresa —El cuerpo masculino se retorció bajo las sabanas, sus manos se aferraban  a las sabanas como si se estuviera aferrando a las manos de una mujer, sus jadeos se hacían cada vez más audibles y la sensación de agonía y pánico lo abrazaban tan fuerte como las sabanas en su cuerpo haciendo preso de la sensación absoluta —¡Vuelve! —El grito masculino resonó por la toda la mansión abandonada mientras el cuerpo se estremecía y agitaba   El sudor brillaba en su cuerpo y su respiración pesaba en su pecho, su corazón latía acelerado mientras aun se removía en agonía en la cama, ese órgano dolía como si fuese sido pisoteado durante una carrera de caballos, su cabello liso se seguía enmarañado en el movimiento de su cabeza contra la almohada, este cubría su rostro como una cortina y los rasgos fuerte y pómulos marcados asi como las largas y oscuras  pestañas que revoloteaban sobre sus mejillas, una barba incipiente rastrillaba contra su piel en el momento en que paso su mano por su rostro y adoptaba una posición sentada sobre la cama, su respiración acelerada, sentidos alertas y su corazón seguía latiendo frenético en su pecho que si no fuera porque era prácticamente imposible en su condición pensaría que estaba  a punto de sufrir un infarto, por desgracias ese “despertar” no era nada nuevo para él Siempre ocurría lo mismo, siempre soñaba con ella, esa mujer que plagaba su sueños y su mente sin descanso, asi era desde hace más de dos siglos, dio un puñetazo a la cama y soltó una maldición en la solitaria habitación, no era suficiente para descargar su ira pero de igual forma nada lo haría, soñaba con esa mujer con hebras de cabello que parecía de oro por lo brillante que era y de mirada dorada, una mirada que lo perseguía incluso cuando ya estaba despierto    Con un movimiento de la mano del hombre las sabanas ondearon en el aire y volvieron a su lugar volviendo a dejar la lúgubre habitación en tinieblas, con un chasquido de sus dedos se encendieron las velas de una candelabro de mano en la estancia, él se irguió en todo su altura, media más de un metro ochenta, se levanto de la cama en toda su esplendida desnudez, las sombras salieron de sus dedos y envolvieron su cuerpo dejándolo impecable, quizás duró menos de un minuto cuando su cuerpo estuvo cubierto con una camisa de satén negra y unos pantalones a juego, mientras caminaba dejo de sentir directamente la alfombra en su pies mientras que estos estaban cubierto por unos Oxford Lisos negros, las sombras se movieron hasta su barbilla y largos cabellos recortando un poco su barba y los largos mechones de su cabellera, aun no pasaba del todo la experiencia del sueños, su estomago estaba hecho un nudo y su corazón aun latía desbocado, aun asi sentía algo diferente en su entorno Sus pasos resonaron por todo el lugar, las sabanas que cubrían las ventanas ondeaban a su paso, no era solo el viento el que provocaba tal cosa “¿Cuánto tiempo más?” pensó con repentina furia, sabia que sus desesperación era parte de su condena, estaba maldito en aquella mansión sin poder salir, condenado a soñar por siempre con aquella mujer que solo podía ve  y tocar en sueños, nunca la habia visto fuera de los confines de aquella casa y por alguna razón su mente se empeñaba en crearla ¿Podría estar más loco? Sabia que era su castigo, era un “regalo” de parte de aquella mujer que desprecio hace más de dos siglos atrás, lo sabia bien, tenía solo treinta y un años cuando conoció durante una fiesta de la alta sociedad a Marie, una joven chica de Inglaterra, ella era simpática, de gran belleza y muy lista,  solo tenía  veintiocho años y hablaba como si fuera una experta de la vida, ninguno sabia de su familia o clase social, parecía adinerada y desde luego que fue eso lo que le abrió las puertas y logro codearse con gente como él, un joven empresario experto en la banca, perteneciente de una generación de banqueros, las más reconocida de Inglaterra,  se llevaron bien desde el primer instante aun algo en ella no terminaba de convencerle, le atraía su juventud y belleza y Marie lo sabia, era el foco de atención de todos los hombres por donde quiera que pasara, sin embargo solo tenia ojos para él, a pesar de sus constante insinuaciones Nicolas no habia caído en sus juegos de seducción, él no podría tener nada serio con nadie, primero porque él nunca se enamoraba, era incapaz por alguna razón, el amor no era lo suyo y no creía en tal sentimientos a pesar de atraer a las mujeres con solo una mirada, en segundo lugar su mano estaba comprometida con la hija de una prestigiosa familia de ese entonces, no estaba enamorado pero conocía a su prometida, sus familias pertenecían a la alta sociedad y su unión solo traería más beneficios económicos y políticos, su interés por Marie era momentáneo asi que la rechazo… Claro, la jovencita no se lo tomo nada bien, solo entonces él conoció su verdadero ser, ella habia irrumpido en su casa esa misma noche, de alguna manera habia averiguado donde vivía, por alguna razón su ama de llaves no la detuvo y Marie logró colarse a su habitación para seducirlo, sus desesperación no hacía más que disminuir aun más el interés que él sentia por ella y se lo dijo —No me interesas, no me gustas, me aburres —Le habia dicho esa misma noche cuando irrumpió en su alcoba, ya cansado no midió sus palabras con la joven, su bonita cara se llenó de lagrimas mientras que ella cubría su boca con su mano en lo que parecía un intento por ahogar los sollozos pero al segundo una risa histérica escapo de sus carnosos labios y la ira y la diversión brillaron en sus ojos, ojos que antes le habian parecido dos joyas hermosas y en ese momento se volvieron solo dos rocas de carbón Él se habia cansado de rechazarla por las buenas y le habia hablado de esa manera y ella se habia cansado de recibir un “No” por respuesta —Te juro que lo lamentaras Nicolas Winchester, lamentaras cada día de tu existencia el haber rechazado a esta bruja —Anunció ella y acto seguido el hermoso rostro de una joven de veintitantos años se convirtió en el de una mujer con el rostro desfigurado, su cabello de un hermoso color n***o se lleno de canas y su dentadura perfecta ahora esta resquebrada No quedaba rastro de la dulce y hermosa mujer que habia conocido, en su lugar una anciana habia tomado su lugar, no una mujer mayor cualquiera sino una criatura horrible con ojos cargados de ira —Este lugar es muy hermoso querido mio —Murmuró la señora, no habia rastro de la melodiosa voz de Marie Nicolas negó con la cabeza sin poder creer lo que veia. Marie o quien sea que fuera se rio y él se estremeció —Rechazaste mi belleza, ningún hombre me ha rechazado jamás—Marie hizo un sonido con su lengua, repugnante —Los hombre son asi, de ciegos y ineptos, deben ser castigados, realmente no saben lo que tienen ni aunque se lo ponga de frente Nicolas abrió los ojos sorprendido, no podía emitir palabra en ese momento, parecía una pesadilla —Ahora quedaras maldito para toda la eternidad —Se rio la bruja —No… —Nicolas retrocedió, esa mujer estaba loca —Estas condenado a estar encerrado en esta mansión por todas la eternidad —Sentenció la bruja mientras a lo lejos se escuchaban el sonido de los rayos y truenos —A partir de tu muerte vagaras por siempre en este lugar —Dijo y acto seguido un puñal apareció en el aire a su lado —No puedes hacer esto —Nicolas  procedió tropezando en sus pasos y cayendo al suelo, la bruja se rio mientras chasqueaba la lengua —Claro que puedo querido —Murmuro ella, y con un movimiento de su mano el puñal se enterró en su corazón, el cuerpo de Nicolas se desplomo y un sonido estrangulado escapo de su labios, sostenía el puñal contra su pecho mientras la sangre salía por una comisura de su boca  y por la herida, el dolor se extendía por cada fibra de su ser De repente la bruja cambio y volvió a hacer la hermosa joven de nuevo, Nicolas hacia esfuerzos por respirar pese al dolor  y lo imposible que resultaba ser a pesar de que la vida lentamente escapaba de él —Shhh —Marie llegó a su lado, la sonrisa no dejaba sus labios —Pobre Nicolas, eso debe doler, la muerte es impredecible, de nada me serviría dejarte vivo y esperar a que se cumpla la maldición, no, primero debo matarte —Dijo ella y planto un beso en los labios de él para luego alejarse y limpiarse un poco de sangre de su labios con su dedo índice —Pero no te preocupes querido, todas las maldiciones, incluso la mia, tienen un fin —Dijo ella y luego agrego: —Tendrás otra oportunidad de vivir y disfrutar de la vida fuera de estas paredes solo si encuentras a tu compañera del alma, esa mujer de la que verdaderamente te enamores, esa mujer que sea capaz de amarte incondicionalmente —Marie se rio —No están fácil como parece ¿Cómo podrá hacerlo si estás muerto? —Vagaras únicamente por la noche en este lugar, solo serás del todo visible cuando el sol se oculte por completo, no estarás vivo del todo pero podrán tocarte… Si alguna vez llegas  a sentir el contacto de otra persona, claro, es irónico, pudiste tenerme y me rechazaste y ahora ninguna mujer te tendrá a ti Nicolas. Nicolas no perdió el poco aliento que le quedaba para explicarse, no lo habia hecho porque no habia tenido necesidad de faltar el respeto a su prometida, aunque no la amara no actuaria de ese modo, Marie no le habia dado buena espina desde el principio, conocía tan poco de la mujer, nadie sabia nada de ella y de repente aparecía y cautivaba la atención de todo el mundo… Puras patrañas, ahora lo sabia todo Esa noche, en esa misma habitación para todo el mundo él habia muerto, por alguna razón nunca nadie pregunto por el suceso de su muerte, vio su propio cuerpo descomponerse y desaparecer con los años, la casa quedo en el completo olvido luego de ser el lugar más frecuentado por sus conocidos, parecía como si nunca hubiese existido, su familia nunca pregunto por él, nunca supo algo más de la bruja Marie, ella no se molesto en comprobar si su maldición habia servido Nicolas simplemente fue olvidado Fiel a la palabra de aquella bruja habia permanecido encerrado y vagando en su propia hogar por más de dos siglos, podía ver los amaneceres desde su ventaba pero en esa forma era casi invisible, por las noches podía tocar todo y no atravesaba paredes a menos que lo quisiera, por alguna razón y con el tiempo se habia dado cuenta que podía controlar las sombras y los objetos y utilizaba tales poderes de vez en cuando, sin embargo se sentía solo y más que nunca realmente deseaba no existir de ninguna forma
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