BIENVENIDO "DUQUE DE ALBENDER"

1935 Words
Charles Albender Las semanas, pasaron con lentitud agobiante, mis compañeros no dejaban de discutir por cualquier cosa me refiero a (Abraham y Daniel). Estaba en la cubierta, observando como siempre la inmensa nada ¡el paisaje no ha cambiado en más de un mes!... —Amigo se van a matar.— Llega alterado Terry. —¿Qué paso ahora?— Pregunto hastiado, por el mal comportamiento de esos dos —Están peleando, ¡por una chica! Ayúdame a separarlos.— Me suplica él —No es mi problema.— Respondo renuente evitando entrar en esa disputa. —Lo que rompan, si esta dentro del camarote ¡es responsabilidad de todos! Así que nos salpica.— —Los voy a acabar lanzando al mar— Murmuro entre dientes, mientras me dispongo a mediar entre ellos. Bajamos rápidamente los dos, al camarote donde están los descerebrados eso a terminar de una buena vez la disputa. —Ella es mía.— Grita alterado Abraham —Yo la vi primero.— Le grita Daniel, lanzándole un golpe, ya ambos están sangrando y apestosos… —¿De quién hablan?.— Le pregunto para desviar la atención. —Conocí una chica en cubierta, y se la presente al idiota este, yo la pretendo y ella me corresponde.— Nos dice jadeante Daniel. —Es mía desde que la vi, ella me corresponde.— Responde colérico Abraham golpeando al otro y comienzan a pegarse nuevamente, destrozando el camarote. —Deténganse, ¡por favor!, nos van a lanzar al mar, idiotas.—Les grito con frustración. —Basta por favor.— Les grita Terry tomando a uno, mientras yo tomo al otro ¡Terry es pequeño! Y Abraham se le suelta mientras sostengo a Daniel, cuando Abraham lanza el golpe el otro lo esquiva ¡atinándome en el ojo derecho a mí! —Mátense.— Expreso con todo el odio de mi corazon, ya saliéndome de mis casillas ¡tuve el ojo derecho morado por días!. ¡Los odio a los dos! Como jamás he sentido odio por nadie… No intente parar sus discusiones nunca más, después que me llevara un golpe de uno de los dos, ¡mande al carajo todo! Y que ellos se responsabilicen de sus acciones. ¡La chica por la que discutieron.Está comprometida, con un millonario ¡no tienen, ninguna posibilidad!. —Terry por su parte se destapo a hablar hasta por los codos… no era nervios es su personalidad, me sé ahora hasta el nombre de su gato, es tigre por sus rayas y colores, ¡no es muy original que digamos! Pero ese es su problema. Subo a cubierta con frecuencia ¡hasta en la noche! Y en una de ellas encuentro una mujer hermosa llorando sentada en una banca fija mirando a la nada, y es que acá solo ves el interminable azul del cielo mezclándose, perfectamente con el mar. —¿Qué hace una hermosa dama llorando en la oscuridad’— me atrevo a preguntar se ve joven y su piel nívea y perfecta —No soy una dama— responde entre hipidos —¿Quién oso hacerte creer lo contrario?— le respondo yo tomando su dulce rostro entre mis manos —La vida, todos comenzando por mis padres— me dice con la voz rota —O cariño, tu valor no lo determinan los demás ¡lo haces tú misma!— —Cuando me vez ¿Qué vez?— me responde un poco más segura viéndome a los ojos mientras limpia discretamente su nariz con su antebrazo, se ve delicada. —Una preciosa joya, que no ha sido valorada— le respondo ante su asombrada mirada azul. —Mi padre me vendió, para cubrir sus deudas de juego, soy la esclava de un lord que me trata como una basura, aun no ha tomado mi virtud, pero solo porque me ve como basura— me cuenta y comienza a llorar nuevamente —¿A cuánto asciende el monto de tu deuda?— le pregunto con curiosidad —Miles de libras, ¿Qué pretendes preguntando eso? jamás podrías pagar ni un diez por ciento de ella— me dice riendo en mi cara —¿No entiendo, entonces porque lloras?— Le pregunto molesto por su respuesta despectiva —Yo soy hija de un conde, solo lloro porque ese hombre no quiere tomarme como esposa, tuve miles de pretendientes y mi padre me dejo como pago a un troglodita— Me dice con rabia —Está enamorada de su dueño— Le aseguro viéndola con atención. —Jamás, de todos es el peor un crápula, sin valor, libertino, sinvergüenza— —Ese mismo soy yo— Responde un hombre a mis espaldas —Querida, sabes que no debes hablar a solas con un extraño—Le reprende a ella que no emite una palabras. —Señor Albender tanto tiempo— Me saluda uno de mis antiguos compañeros de universidad el Bastian conde de Versalles —Oh lo mismo digo querido amigo— Respondo el saludo levantándome y estrechando su mano. —Necesito de tus servicios dice viéndome a la cara sin fijarse en mi pobre atuendo— — Será un placer volver a trabajar contigo— le digo, con confianza, soy lo suficientemente orgulloso como para no rogar por trabajo a mis antiguos compañeros, hay personas dentro de la élite que me recibirán como si siempre hubiese pertenecido allí. —De donde conoce a esta persona— Pregunta altiva la joven que hace minutos lloraba y trate de consolar Mi amigo niega viendo al cielo—Es una snob, prejuiciosa y sin clase— Me dice él señalándola a ella. —¡Tu eres insoportable!, grita ella corriendo hacia su camarote y mi amigo se tapa de forma exagerada los oídos, a su vez sonriendo por hacerla rabiar. —¿Qué buscas con ella?— Le pregunto con curiosidad —Aun lo estoy descubriendo— Me responde él sorprendiéndome ¡siempre ha sido metódico y racional!. —Al parecer mientras lo descubres te vas a divertir—Le digo observándolo con atención —No tengo de otra, ¡casi no te reconozco! Con esa barba enorme— Me dice viéndome curioso —Trate de pasar desapercibido, pero siempre has tenido un ojo muy crítico— Bromeo un poco, para que no se fije en la precaria situación económica en la que me encuentro hasta hoy. —¿Dónde te quedaras?— Me pregunta interesado, sé que piensa ayudarme. —No tienes que preocuparte, tengo donde llegar— Le explico un poco, sin entrar en detalles —Eres un misterio— Me dice sonriendo —Nos veremos pronto— le prometo, la embarcación es grande ya que solo nos encontramos, cuando estamos por desembarcar, me queda muy poco dinero en la bolsa y tengo que llegar al centro de Inglaterra, aun queda un largo camino que recorrer… Voy a buscar mis cosas al camarote y esta Terry perdido en sus pensamientos, mientras el par de rufianes que nos acompañan en nuestro viaje se despiden como los mejores amigos. —No sé por dónde empezar— Suelta al ver que lo observo con fijeza mientras tomo mis maletas, el no es asunto mío, pero al verlo perdido. —Puedes venir conmigo, voy a Londres— Le invito —Gracias no quiero incomodarte, podemos buscar algo económico que pagar juntos— Me ofrece —Tengo donde llegar— Le confieso sin muchas ganas —Oh gracias amigo, te pagare— Me promete —Podrías ser mi ayuda de cámara— Le digo serio, a lo que él se ríe, sonoramente tomando sus cosas. —En serio necesitas uno, nunca te había escuchado bromear— Murmura entre carcajadas, a lo que yo solo niego. En el muelle veo en la distancia a Bastian sujetando con fuerza el brazo de su futura esposa, ¡estoy seguro!. Aunque yo tengo mis propio dilemas y en este momento no hay una mujer que forme parte de ellos, tomamos un coche de alquiler y le digo vamos a Londres cancelamos al subir, y el frió de la zona cala los huesos, estamos temblando y hambrientos. El coche para en una posada para descansar y nos bajamos a estirar un poco en cuerpo, hay buena comida, pero solo optamos por un poco de pan y agua que es lo que al parecer podemos costearnos ambos… —¿Qué sabes exactamente de tu hermano— Le pregunto a Terry con curiosidad —Él envió una carta cuando llego a Londres eso hace un año, y no supimos más de él— —Es como buscar una aguja en un pajar— Le menciono —No tengo opción, debo encontrarlo mi familia me confió esa tarea y no los defraudare— Dice el seguro de sí mismo. Al subir al coche se han subido un par de personas más que nos ven con aires de superioridad… Si fuesen adinerados tendrían un coche con su apellido o escudo familiar en él, pienso yo. Ya me duele la espalda, las horas de viaje son muchas, al anochecer se detiene en otra posada para que descansemos ¡no tenemos dinero para esos lujos! Por lo que entramos a la taberna solo para resguardarnos del frió nocturno, no consumimos nada en toda la noche y nos sentamos cerca de la chimenea para calentarnos un poco… Así pasan cuatro días similares, un olor nauseabundo nos da la bienvenida, el coche sigue rodando y ¡el olor es lo más asqueroso que he olido en mi vida! El coche se detiene –Han llegado a su destino, pueden descender— —Huele asqueroso— Le dice Terry —Ya te acostumbraras— Nos dice el cochero sonriente por cierto soy George a sus órdenes para cualquier viaje nos dice amablemente. —Gracias— Decimos al mismo tiempo Terry y yo mientras los otros dos pasajeros, se bajan sin decir una palabra. —¿Y ahora qué?, —Cuestiona él —Debo ir con mis abogados— Le menciono, para que me siga. —Que tú no eres abogado— Dice Terry sacándome una sonrisa —Sí, pero ellos no lo saben, y tu no se los dirás okey— Le digo riéndome por su pregunta Caminamos un par de calles, preguntando hasta encontrar el bufete de abogados Stone, Me quito el sombrero al entrar seguido de Terry—Buenas tardes— Saludo al entrar —Quien es usted, creo que se equivoco de lugar caballero— Me dice un joven queriendo sacarme de allí Yo suelto mis maletas pesadas en medio de la recepción, sé que tengo mal aspecto después de tantos meses de viaje, pasando frió y hambre ¡con solo cuatro cambios de ropa!¿cómo podría estar? —Vine de muy lejos, por un llamado de lord Stone, el va a atenderme— —¿Está loco?, lord Stone es el abogado más importante de Londres ¿Qué asunto puede hablar él con usted?— pregunta vienddome de arriba abajo. —Soy Albender ¿te suena?— Le digo viéndolo con perspicacia El se ríe escandalosamente, mientras sale un hombre pequeño de una oficina— ¿Qué está pasando aquí? —Pregunta con autoridad —Lo siento señor, el pobre francés muerto de hambre dice ser Albender— Menciona el joven limpiándose un lagrima que se le salió a causa de la risa —El pequeño abogado me observa de arriba abajo, hasta que se detiene en mis ojos –Bienvenido su majestad— Dice serio dejando al joven y a Terry con la boca totalmente abierta.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD