Julio – 3,390 a. C. Tierra: Nave estrellada MIKHAIL Rodeó el valle, tomando nota de cualquier señal de que sus enemigos hubieran intentado abrir una brecha en su nave, pero la Gente del Desierto había dejado su vehículo espacial en paz desde la última vez que se habían enfrentado, el día antes de encontrarse con Gimal en el desértico paraje. Por suerte, o por desgracia, dependiendo de si deseaba ocultarse o huir, la nave permanecía semienterrada. últimaRevoloteando hacia el suelo, revisó las trampas que había colocado para asegurarse de que nadie había entrado en su nave, no sólo los Halifianos, sino los curiosos de Ubaid. Se había acostumbrado a revisar su nave semanalmente, más para marcar su territorio que por la esperanza de que las insignificantes reparaciones que había hecho le