—¡Señor! —los dos hombres se apartaron. —¡Lucifer, espere! —gritó Zepar. Con un arrumaco, Lucifer desplegó sus alas para parecer "protector" y se deslizó dentro de la habitación. —¡¡¡¡Arrrrghhhh-iyah!!!! Un objeto metálico y plano voló hacia su cabeza. —Eh, ¡espera!... —gritó cuando la bandeja hirió su cuero cabelludo. Le siguió inmediatamente una pieza de fruta madura. Con sus potenciados reflejos Angelicales, la atrapó antes de que salpicara sus hombreras con forma de ala. Un chillido inhumano le desgarró el subconsciente. Un TERROR que claramente no era suyo se abalanzó sobre él como un asesino con capacidad atómica de matar. —¡¿Qué demonios?! —se tapó los oídos con las manos. Uno de los "dones" que había heredado de su madre mitad Serafín era la capacidad de leer a las personas