Ragnar
Por fin logro encontrar la casa, aunque parece más un edificio de adictos, tiene una excelente estructura, pero se cae a pedazos. Ingreso al lugar y el que supongo es el celador está dormido, también diviso a unos hombres haciendo ejercicio como era de esperarse, a fin de cuentas es un gimnasio, si es que se le puede llamar así. El olor es nauseabundo y de no ser porque estoy acostumbrada a cosas peores, estaría vomitando.
—Hola muñequita, por qué no me dejas enseñarte el lugar como es debido y si quieres podemos ir a algún lado después para mostrarte el pueblo —menciona uno de ellos haciéndose el chulo.
No puedo creer que pase de nuevo por esto ¿Dos veces en una mañana? Definitivamente debo estar con mala suerte hoy. Ellos se ponen a hacer sus poses ridículas y tiran frases estúpidas, así que voy con el celador que al fin ha despertado con los gritos y silbidos de los demás.
—Buen día, estoy buscando a Bob.
—Buen día señorita, sí claro, sígame.
De pronto escuchamos a alguien gritar a lo lejos callando a los idiotas, entonces logro verlo.
—Hey Bob, te busca la señorita —informa el celador.
Ismael (Bob) me mira bastante serio y a la vez sorprendido, es un hombre alrededor de cuarenta años igual que Marcus y Oz, alto y un poco delgado, pero se nota que se ejercita, tiene ojos grises, barba descuidada y piel blanca, su rostro puede generar una sensación de miedo, como si en cualquier momento fuese a darte un tiro en la frente, lo que le da más encanto.
—Debes ser Ragnar, eres tal y como Marcus te describió, bienvenida, aunque mejor salgamos de aquí este lugar no es para una chica como tú.
—No hay problema, podemos ir a tú oficina.
—¿Cómo crees? Este lugar apesta, antes me sorprende que no vomitaras, además Marcus me mataría donde se entere que te dejé quedarte un minuto en este lugar.
—Como quieras, igual no tengo problema.
—Sígueme, hay unas sillas en el jardín de atrás, está descuidado, pero podemos hablar tranquilos.
Procedimos con rumbo al jardín donde había una mesa y algunas sillas, todo muy sencillo. Me ofreció una botella de agua la cual acepté mientras me detallaba por completo, pero no con morbo, sino más bien con curiosidad.
—Si quieres preguntar algo solo hazlo.
—Disculpa, no me lo tomes a mal pero eres más bella de lo que imaginé, Marcus dijo que te reconocería por tus ojos, en especial tu mirada —queda en silencio analizándome una vez más. —Realmente no logro entender qué haces en un lugar como esta pocilga de pueblo, deberías estar en la ciudad con amigos, divirtiéndote y estudiando.
—Vine a tener una vida diferente.
—Supongo que entonces huyes de algo, pero tranquila que no tienes que decirme nada, igual le prometí a tu padre que te cuidaría y eso haré, también le dije que te quedarías en mi casa, pero por nada del mundo pienso dejarte vivir en este sitio, te hospedarás en el hotel del pueblo en lo que termino de cerrar un trato para una casa, es pequeña, pero con todo lo que necesitarás.
—Puedo vivir aquí Ismael, no sé qué tanto te dijo Marcus, pero no necesitas tomarte esas molestias y para que quede claro, no huyo de nada, solo quiero una vida tranquila, eso es todo, si conoces a Marcus lo suficiente sabrás por qué lo digo —él me mira sorprendido y ladea una sonrisa.
—Está bien, no soy de insistir, igual preparé una habitación, Marcus me dijo que eras una chica decidida y que si tenías claro algo era mejor no presionar —y tras esto, encendió un cigarrillo el cual conocía perfectamente.
—¿El Pirata?
—Sí, son mis favoritos y muy difíciles de encontrar, Marcus me envía un paquete cada cierto tiempo, pero cada día creo que fumo más y no alcanzan.
—Si deseas puedo ayudarte con eso. Por cierto —saco una caja que tenía en mi morral dejándola sobre la mesa. —Oz te envía esto, dijo que te la entregara personalmente y que lo llames en la noche luego de ver su contenido.
—No sé cómo puedes ayudarme ¿Y esto qué? ¿Ahora con qué locura salió ese pirómano?
—Eso es porque yo fabrico los cigarrillos y no me comentó su contenido, solo me informó lo que te dije.
—Espera, espera, ¿De qué estás hablando? Estos cigarrillos están descontinuados, Marcus los tiene por contrabando y son solo los que le quedan.
—No, esa marca la compré a su dueño junto a la receta y una bodega llena de las cajetillas que le quedaban, solo que los vendo por contrabando a un alto precio.
—Estás loca, aunque admito que esa historia es increíble —da una calada acercando la caja a él. —¿Y cómo diste con el dueño? ¿acaso no estaba muerto? o eso dicen los rumores.
—No está muerto, solo loco y enfermo, fue muy difícil encontrarlo pero valió la pena, le ofrecí una mejor estadía en las islas del caribe con todo p**o hasta el día de su muerte y una bonita enfermera, a cambio él me daría la receta y lo que tenía archivado en su sótano.
En eso saco mi pipa (un pequeño regalo de Trish y Diana por mi retiro), coloco un poco de tabaco y fumo con él.
—Ja! Eso no lo creo, es increíble.
—Ismael, si te da tanto asco este lugar ¿no es mejor levantarlo? Así tendrías clientela, un negocio respetable y no un fumadero de crack.
—Sí, pero no tengo el dinero para eso y los inútiles que están allá no pagan nada, así que básicamente me mantengo de mis ahorros y de vez en cuando algún trabajo extra.
—Entonces te tengo una propuesta que no podrás rechazar.
—¿Qué puede proponerme la hija de mi hermano y mejor amigo como para no rechazarlo? Solo te advierto que no me acostaré contigo —no sería una mala idea considerando que tiene un encanto particular.
—Si quisiera eso, en este momento estaríamos follando y después de todo lo que me hablaron de ti, es como si me propusieras follarme al tío Oz.
—¿Tío Oz? Maldición, jamás creí que volvería a escuchar esas palabras.
Si Oz me hipnotiza con su rostro y esa mirada acompañada de su sonrisa demencial, y Marcus con su astucia para los negocios, Ismael lo hacía con esa mirada tan particular; una cargada de ira envuelta en esos ojos mercurio, pero que al sonreír; es como si lo hiciera con el corazón, una combinación difícil de encontrar.
—Te daré el capital para levantar este lugar, ayudaré con la publicidad y la contabilidad, a cambio, harás que todos los que trabajan aquí limpien este lugar y lo adecuen como corresponde, si logro obtener en menos de seis meses el dinero invertido me harás socia, si no, te quedas con todo y te daré el doble de lo invertido en efectivo.
Ismael
Esa chiquilla está loca, estoy seguro que tomará el dinero de Marc para esto, pero no entiendo su propósito, no me cae mal el dinero, pero él es mi mejor amigo desde hace años y no le haría algo así.
—¿De dónde vas a sacar el dinero? Además, esa oferta es ridícula, no vas a conseguirlo y no permitiré que hagas eso con el dinero de Marcus, sé que no eres su hija biológica, pero ese hombre te estima y no dejaré que te aproveches de él.
—Es mi dinero, no de él, y yo hago lo que quiero con ese capital, Marcus tiene sus negocios y yo los míos, pero me alegra saber que te importa y lo proteges de alguna forma.
—Siempre lo haré, es como mi hermano, él; Oz; Olivia y yo nos conocemos desde hace muchos años, jamás los traicionaría.
—Bueno, por ahora piensa en la propuesta, ahora regreso.
Me quedé viendo la caja y decidí abrirla en lo que volvía, ese mal nacido de Oz siempre sale con alguna cosa rara, solo espero que no tenga una rata muerta.
Abro la caja y es más grande es mi sorpresa al encontrarme con un cofre que era nuestro tesoro, están todas las cosas que pusimos siempre. Cada cierto tiempo lo entregamos a esa persona que pasaría por algo grande y si él decidió enviarlo es por algo. Al revisar su contenido me percato que tiene un sobre rojo el cual lo abro encontrando una carta a puño y letra de Oz:
Ismael, confío perfectamente en que mi querida sobrina te habrá entregado mi encomienda, de ser así, necesito pedirte que por favor cuides de nuestra pequeña, ella es una joven excepcional, muy inteligente, hermosa igual que una diosa como te habrás dado cuenta y con unas habilidades que irás conociendo poco a poco.
Ella pasó por muchas cosas tórridas, nosotros hicimos todo lo que pudimos por ella y ahora mi pequeña ha decidido dejar el nido. Por favor, cuídala, puedes confiar en ella tanto como en nosotros pues la traición no está en su vocabulario, si necesitas ayuda ella te la brindará, conócela, dale la oportunidad y el apoyo que necesita para esta nueva etapa en su vida, nosotros solo queremos que sea feliz y por eso apoyamos su decisión de tener una vida tranquila aparte, no tendrás que preocuparte por dinero, ella posee el suyo y estoy seguro que algún negocio hará allá para entretenerse.
Estaré esperando tu llamada ya que no puedo hablar con detalles aquí, no es por desconfiar de ella, sino que hay cosas que son delicadas y considero que es mejor explicarlas de esa forma.
Atte. Oz
PD. Dejé un regalito extra en la caja.
Mil preguntas pasaban por mi mente sobre Ragnar, Oz nunca se caracterizó por hablar así de nadie y menos de una mujer, se nota que ella es diferente y que él le tiene un cariño y estima único, supongo que tendré que esperar hasta la noche para saber todo sobre ella.
—Esos baños son una porquería, creo que lo mejor será remodelarlos —dice ella sin expresión alguna en cuanto regresa.
—¿Qué? Me hubieras dicho, espero que realmente no entraras ahí.
—Lo hice, solo que no lo use, pedí uno en la casa de al lado —quizás él tenga razón y me estoy dejando llevar sin siquiera conocerla.
—Ragnar, disculpa mi actitud de hace un momento, es solo que Marc es un buen hombre y mucha gente llegó a aprovecharse de él, no quiero que pase por lo mismo otra vez.
—Descuida, lo sé, imagino que ya tienes una respuesta.
—Sí, pero primero vamos a dejar tus cosas, luego te llevaré al pueblo para que lo conozcas y también para que compres lo que necesites.
Me sorprende que trajera una maleta tan pequeña, aunque según dijo no necesitaba tanto. Le expliqué que el primer piso era del gimnasio, había dos entradas a los pisos superiores, una del lado externo y otra desde el gimnasio. El segundo piso tenía habitaciones y un baño comunitario donde solían quedarse los chicos, la verdad ellos no son malas personas, solo tienen familias difíciles y aquí vienen a encontrar apoyo, desahogo, hermandad y no solo ser los raros y desadaptados, incluso venían chicos a pintar y escuchar música.
Al final considero que es mejor esto que drogarse y si lo que ella dijo es verdad, tal vez pueda ayudarlos un poco más.
Llegamos al tercer piso donde comienzo a explicarle todo con lujo de detalles, pues será el lugar en el que viva de ahora en adelante.
—La puerta de la izquierda es mi apartamento, el tuyo será el de la derecha —abro la puerta y comienzo a explicarle una vez ingresamos.
El apartamento que preparé haciéndole algunas remodelaciones previo a su llegada, tiene una cocina pequeña; baño; una habitación y sala pequeña, la puerta es nueva con buena seguridad. A medida que le enseñaba cada sector no parecía reflejar mucho interés, pero tampoco lo vio con desprecio, hasta me recuerda un poco a Oz.
—En la azotea está una lavadora, puedes usarla libremente, solo avísame cuando lo hagas para explicarte ya que tiene su truco, también tienes un armario extra para poner lo que desees, nevera, en fin, lo necesario, el colchón y el sofá son nuevos, cortesía de Marc y Oz quienes dijeron que lo usaras sin rechistar.
—Gracias Ismael.
—De nada, dejaré que te acomodes y te esperaré abajo para salir.
—No hace falta, organizaré todo cuando regresemos.
—Está bien, entonces te entrego tus llaves, son del gimnasio y tu apartamento.
No estaba seguro de qué esperar con su llegada, pero entre más la veo; más atraído me siento, no en un plano erótico, es más una curiosidad que ella despierta en mí con su sola presencia, la misma que sentí cuando conocí a Oz hace muchas décadas.