Max
—Por favor noche déjame ir.
—No le has dicho nada a tu tío y eso puede traer inconvenientes.
—No pasará nada, yo hablaré luego con él y tu trabajo no está lejos de aquí, por favor —supliqué con cara de ternero a lo que ella volteó sus ojos fastidiada.
—Está bien enano, pero asegúrate de hablar con él, mañana te recogeré en la escuela y vamos al taller —la abrazo muy fuerte y ella deja una caricia en mi cabello.
Ragnar no suele ser expresiva ni demuestra afecto, pero en esos pequeños gestos me dice todo.
Al día siguiente pasé una tortuosa espera en la escuela pensando ocasionalmente que ella se arrepentiría, pero cuando llegó el mediodía y la vi recostada en el auto sentí mucha felicidad, salí corriendo hacia ella y la abracé como siempre hago, abrió la puerta para que entrara, luego subió y salimos rumbo al taller, estuve muy pendiente de la ruta para memorizar el lugar y después visitarla. Al llegar veo un edificio de tres pisos en ladrillos, da la vuelta para ingresar a un sótano donde parquea el auto y después subimos al ascensor hasta llegar al primer piso, el olor a gasolina inunda el sitio sin llegar a ser desagradable, hay muchos hombres que van saludándola a lo lejos y dos de ellos se acercan dándole un beso en la mejilla.
—No sabía que podíamos traer visitas —dice uno de ellos.
—Ellos son Robert Brown y Liam Jhonson mis hermanos y dueños del basurero en el que estamos, si llegas a necesitar algo no dudes en decirles y si algo llega a pasar solo avísame para ponerlos en cintura.
Nos damos la mano para presentarnos y ellos hacen algunos comentarios, sobre todo Liam quien bromea un poco con ella, de alguna manera me siento bien al conocer a sus hermanos, es como haber dado un paso más cerca de su vida. En un momento noto que Robert se queda mirándome o más bien, analizándome.
—Vamos enano, no vaya a ser que te pongan a lavar los carros.
Me despido de ellos y la sigo hasta su oficina, está un poco oscuro y huele algo mal, pero no hago ningún comentario, en este momento estoy más feliz por otras cosas. Ella pidió el almuerzo para todos y comimos en el segundo piso que estaba en remodelaciones, pero al menos el olor a gasolina no era hostigante, todos me hablaban con mucha confianza, hacían algunas bromas y reímos mucho, extrañamente me sentía mejor aquí que en mi escuela al estar con ellos.
En el taller son siete personas en total las que trabajan, Skull, su hermano Ram, Mike, Omar, los hermanos de Rag y ella, lo que me gusta es el ambiente tan ameno que hay, todos se conocían desde hace mucho tiempo y según dijo Liam, la llegada de su hermana estaba mejorando el lugar, aunque la cara de ella no parecía reflejar la misma alegría, más bien estaba molesta con todos.
—No me mires así, sabes que es verdad lo que digo, sin ti estaríamos perdidos —dice Liam.
—Y conmigo estarán muertos si siguen con sus estupideces.
—No digas groserías frente al niño Wintar —reprende Skull.
—No importa, escucho peores en la calle. Hay algo que quiero saber ¿cómo es que ustedes terminaron siendo hermanos?
Un silencio se hizo presente y todos se quedaron mirándome, me sentí un poco intimidado, no creo haber hecho una pregunta indiscreta.
—Robert y yo fuimos adoptados por el padre de Liam hace años y los motivos no vienen al caso —responde Rag indiferente.
Ella no deja de comer bajo la misma actitud, pero Robert y Liam sí se ven tensos y hay un poco de tristeza en sus ojos, tal vez esos motivos no sean tan buenos o ella no desea mencionarlos aquí frente a todos.
—¿Y estuviste de acuerdo con la adopción de ellos o te molestó en algún momento Liam?
—Jamás, estaba feliz cuando me enteré que los iban a adoptar, había perdido a mi madre quien estaba embarazada de mi hermana y el que ellos entraran a mi vida significó mucho para mí, aunque a Robert lo conocí de toda la vida, así que ya era un hermano desde antes.
—¿Y cómo conocieron a Ragnar?
Parece que hubiese abierto la caja de Pandora porque el ambiente se puso peor, los hermanos empuñaron sus manos denotando el remolino de emociones en ellos, pero ella…
—Vivía en las calles recolectado reciclaje, un día conocí a Liam y eventualmente a su familia, unos meses después Marcus me adoptó, Robert ya vivía con ellos para ese entonces y hasta el día de hoy seguimos juntos —contesta ella ante el silencio de los hermanos.
Eso no lo vi venir, ahora entiendo por qué tomaron esa actitud, pero nunca me imaginé eso de ella, supongo que nadie conoce el pasado de nadie ni los tormentos que lo rodean, porque está muy claro que no solo eso pasó en sus vidas. No estaba muy seguro si seguir haciendo preguntas en el momento, pero quería saber un poco más, así que me mordí la lengua para evitar continuar con el cuestionario.
—No te atormentes por eso D’Porti, solo dilo.
—Está bien, no quiero incomodar más —ella me lanza una mirada mordaz.
No sé cómo pude cederle el control de mi vida, aunque creo que ella lo tomó el día que vi sus ojos por primera vez, o más bien, yo se lo entregué cuando los vi. Respiré profundo y seguí con las preguntas.
—¿Cómo terminaste en las calles? ¿qué pasó con tus padres?
—Tal vez te lo diga algún día, por ahora confórmate con saber que pasaron muchas cosas y escapé del lugar en el que viví, fue así como terminé viviendo en la calle.
De pronto un escalofrío recorrió mi cuerpo y ese recuerdo vino de golpe produciéndome náuseas, traté de controlarlo, pero no pude aguantar.
—Con permiso —salí tan rápido como pude.
Sé que debo explicarle muchas cosas después, pero primero necesito sacar esto. Cerré la puerta del baño y me arrodillé vomitando todo el almuerzo, esas imágenes corrían sin sentido en mi cabeza y mi cuerpo temblaba sin parar. No sé en qué momento entró, pero sentí su mano en mi espalda, su caricia era suave, cuando al fin pude detenerme quité el brazo y bajé rápido la tapa, no quería que me viera así.
—No te preocupes, todos hemos vomitado alguna vez —bajó la cadena y me ayudó a levantarme entregándome después una botella de agua.
—Lo siento, creo que algo me cayó mal.
No quería decir la verdad, no quería hablar de eso, pero mis manos me delataban a raíz del temblor.
—Si no quieres hablar de algo no lo hagas, pero tampoco me mientas —firme, pero comprensiva. —¿Te sientes mejor?
—Un poco, en verdad lo siento.
—No te preocupes, más tarde compraremos algo para que comas, por ahora límpiate… y D’Porti… —ella limpia mi labio con un poco de papel suavizando su mirada. —avísame si tengo que comprarte un babero la próxima vez.
Sonrío al recordar esa tarde y la abrazo del cuello perdiéndome en su aroma, al menos así no me verá sonrojado.
—Disculpa las preguntas, creo que los hice sentir mal a todos.
—Y yo creo que diste la representación gráfica de cómo se sentían mis hermanos.
Mi agarre es más fuerte por la vergüenza, pero ella no dice nada, lo que sí hace es abrazarme mientras deja una caricia en mi espalda con uno de sus dedos.
—No te preocupes, no es un tema agradable en la familia así que esa reacción es normal, pero en menos de lo que imaginas todo será como antes.
Y así fue, porque al volver a la mesa todos estaban como si nada, no me molestaron por lo ocurrido sino que me preguntaban si estaba bien, les dije que tanta gasolina me hacía daño y ellos solo rieron para no hacerme sentir mal. El resto de esa tarde ayudé a Rag con varios archivos del trabajo, conocí un poco más del lugar y supe que las palabras de Liam eran ciertas.
Resulta que el lugar estaba camino a la quiebra, Ragnar inyectó capital y mandó a remodelarlo desde el segundo piso que serían las oficinas, el primero será exclusivo para el taller y a todo el edificio, incluido el sótano, le pondrán un sistema de seguridad especial. Ella me dijo que el dinero salió de unos ahorros obtenidos por otro negocio hecho en un gimnasio, creo que debió ser un éxito porque las cifras de todo eran exorbitantes.
Una de las mayores dificultades para Rag era conseguir un asistente, ella dijo que de seguir así, nuestras visitas deberán limitarse pues debe estar pendiente de muchas cosas en el taller, entonces le propuse ser su asistente y ayudarla tanto como fuese posible, allá mismo haría mis tareas evitando descuidarme en la escuela y también pasaría tiempo con ellos, pero más al lado de mi noche, al comienzo estuvo un poco reacia, pero eventualmente (y con muchas súplicas) accedió a mi ayuda, de vez en cuando íbamos donde Janet y le dije a ella el motivo por el que casi no nos vería, le pasé una tarjeta con el lugar y Ragnar accedió a hablar con Janet para dejarla más tranquila.
Es complicado ser un menor, las restricciones son demasiadas y las angustias mayores cuando deseas algo y sabes que no podrás obtenerlo fácilmente. Me preocupa la seriedad con la que se ven ellas, en Rag es normal, pero en Janet no tanto, veo que después de media hora de estar hablando Janet me hace una señal para acercarme y así lo hago.
—Muy bien Max, podrás ir allá en las tardes, pero conoces los toques de queda y de igual forma te enviaré tu almuerzo, no quiero que te descuides con nada, a la mínima queja de tu tío por tus calificaciones y adiós taller ¿Entendido? —asentí muy feliz dándole un fuerte abrazo.
Ella es increíble; sabía que me ayudaría con esto, espero que el día que hable con mi tío todo salga tan bien como hoy. Voy con Rag para abrazarla y ella me recibe como siempre, en sus ojos hay tranquilidad así que todo está bien.
(…)
Días después
Ragnar
Hoy Robert se quedaría en mi casa ya que estarían fumigando en su edificio, así que después de comer nos quedamos en mi habitación hablando sobre algunos asuntos de trabajo.
—Es un chico inteligente, se nota que te respeta y te tiene gran aprecio —comenta de la nada al recordar las veces que ha estado Max en el taller.
—Sí, así parece, pero no sé si estoy haciendo bien al dejarlo estar a mi lado dadas las circunstancias.
—Creo que le estás dando muchas vueltas a eso, hiciste lo que tenías que hacer y tampoco es algo malo —coloca su mano sobre la mía gentilmente. —No mataste a nadie, solo evitaste que una familia se separa y tuvieran que pasar por todo ese proceso tan extenso.
—Nosotros lo vemos así porque no estamos en su situación, pero es la vida de un niño Rob y de por sí su vida ha estado bastante mal.
—Demasiado por lo que me contaste, pero no te agobies por eso y déjate llevar, tal vez saques algo bueno al final y debes reconocer que no es un mal chico.
—Sí, al menos el depravado de su tío no le enseñó sus pésimos hábitos.
—Tú no hables muy fuerte que no eres una santa Rag, te recuerdo que no hace mucho estuviste a punto de incendiar el taller porque nadie quería limpiarlo, te peleaste con Mike y Skull, eso sin mencionar la foto con la que nos extorsionaste aquella mañana a Liam, Trav y a mí.
—Tienes razón, creo que debería ponerme más estricta en el taller.
—Ragnar, hablo en serio —me regaña con esa actitud inquisitiva de abogado sexy.
Si no estuviera tan jodidamente bueno ignoraría su comentario, además que es mi hermano y sé que se preocupa por mí.
—No sé para qué me regañas si ya sabes cómo soy —voltea sus ojos soltando un bufido.
—No tienes remedio, eres igual que Oz.
—Y por eso me adoran, incluso más que a él.
Dejé un beso en su mejilla y me senté en su regazo mientras él me abraza ladeando una sonrisa que siempre le es imposible no darme cuando hago eso.
—A pesar de todo espero que nunca cambies, eres la mejor.
—Te removió muchos recuerdos sus preguntas ¿no es así?
—Demasiado, pero eso es cosa mía, solo hay algo que me dejó pensando…
—Lo sé, a mí también me dejó con la misma inquietud, pero él no quiere hablar de eso y por las cosas que suelta de su pasado creo que todavía lo tiene muy marcado.
—¿Quieres que investigue?
—No, ahora que somos cercanos no quiero tocar esos temas sin su permiso y tampoco quiero que lo haga la familia.
Aunque le dije eso a Robert, igual no podía sacarme de la mente lo ocurrido con él, sea lo que sea que haya vivido es muy fuerte e involucra de alguna u otra forma a Helena, tal vez su hermano sepa algo, pero tampoco será fácil hacer que hable, al menos no todavía.
Lo otro que me quedé recordando fue la charla con Janet, imaginé que algo así ocurriría, pero al hablar a solas con ella, me dio a entender cuánto significan los D’Porti llegando a verlos como parte de su familia.
Flashback
—Espero que entiendas que esto no lo hago por molestar, sino que me importa el bienestar de Max —dice Janet bastante seria.
—Lo sé, solo espero que no le des vueltas al asunto y seas directa.
—No es mi estilo, así que te advierto desde ya que si algo le llega a pasar a ese niño mientras esté en ese lugar, me aseguraré de que te arrepientas.
—¿Y si algo llega a pasarme por culpa de él?
—Estás bastante grande, lo superarás sola —ya entiendo por qué le agrada a Max, incluso a mí me agradó con esa respuesta.
—¿Por qué te importa tanto si no es nada tuyo?
—En eso te equivocas, quizá no tengamos la misma sangre, pero conozco a Max desde hace años, a toda la familia y sé que él ha pasado por cosas malas en su corta vida.
—¿Entonces por qué lo dejas estar con una desconocida?
—Porque los he observado desde la primera vez que vinieron y él no se suelta fácil con otros, desconfía mucho de las personas, pero contigo hubo algo diferente, no sé qué sea, pero ahí está, por eso te pido que no lo lastimes, si tu amistad es honesta entonces cuida de él y vela siempre por su bienestar.
—Él te habla de mí y de todo lo que hacemos —afirmé.
—Así es, siempre me cuenta lo que hace contigo, no sé si todo, pero lo suficiente para dejarme saber que es feliz a tu lado.
¿Cómo puede ser un niño feliz al lado de una persona como yo? Supongo que la ignorancia es bendita.
—Hay algo que he querido saber, ¿cómo hace para pagar la cuenta de todas esas invitaciones?
—Tengo un acuerdo con Dániel y a fin de mes le paso la cuenta de cobro, pero le he ayudado un poco para que él no se dé cuenta de nada antes de tiempo.
—¿Todas las invitaciones las pagará Dániel?
—No todas, muchas las ha cancelado Max ese mismo día con sus ahorros, cuando se trata de alguien a quien quiere no escatima en gastos con tal de pasar un buen momento.
—Pásame la cuenta de cobro y no le digas a ninguno de los dos que yo la pagué, te dejaré un extra para futuras compras y así evitarás inconvenientes con la familia —ambas sonreímos ligeramente a sabiendas de que podemos confiar la una en la otra.
—Parece que Max tenía razón, no eres lo que pareces, solo es cuestión de conocerte un poco más.