Capitulo 4 - No se vale

2131 Words
Antonella POV'S   Habíamos llegado a Italia, el vuelo se pareció tanto al de la primera vez que me secuestró, no cambió en nada. No me dirigió la palabra nunca, se mantuvo siempre escribiendo en unos papeles, leyendo, hablando por su móvil y  fumando. Haciendo lo que sea para no hablarme y sobre todo ignorarme sobre todas las cosas.   Cuando se abrió el ascensor un apartamento lujoso y muy espacioso quedó ante mis ojos. De inmediato se escucharon unos ladridos por todo el lugar, Hell corrió hacia mis brazos al verme. Me agaché para estar a su tamaño dejándome llenar de lamidas y mucho amor canino.   -No entiendo como no puedes tener dignidad Hell, ella te abandonó- le dijo Thiago a su perro, pero este ni siquiera le prestó atención a su dueño.   -El amor siempre que sea verdadero no guarda rencor- le dije acariciando el suave pelo de Hell.   -No voy a discutir contigo otra vez Antonella, me tengo que ir- me habló como siempre, frío y cortante.   -Pero si acabamos de llegar- le dije sin entender   - Mientras menos tiempo pase al lado tuyo mejor. Ouh perdón, no quise decir eso. Es que tengo mucho trabajo que hacer, pero no te preocupes. No tardaré mucho- fueron las sarcásticas palabras que me dijo haciendo que todo dentro de mí se hiciera más agudo, ese dolor que me tenía al borde de la muerte se profundizara.   Me volteé para no verlo acercándome a la ventana y mirando desde allí las demás torres.   Era un maldito desprecio el que me estaba dando que no se lo iba a tolerar más.   -Puedes pedir que comer, hay de todo en la nevera, pero como no sabes cocinar, es mejor que pidas algo. Encima del desayunador te dejé efectivo y unas tarjetas. No salgas, no voy a tardar, no te pongas a llorar desde que me vaya- alardeó   -Termínate de largar Thiago! - le grité sin mirarlo. Escuché el ascensor cerrarse y el aire hasta cambiar.   ¿Podían creerlo? ¿¡Podían creer que se estaba comportando como un imbécil!? Thiago no era así, podía ser frio, cortante y grotesco, pero nunca había cruzado los límites, sí que estaba dolido. Su frialdad me quemaba y esa lejanía que tenía conmigo me hacía quererme desvanecer.   El ascensor volvió abrirse.   -Qué diablos se te olvidó? - le pregunté aun mirando por la ventana.   -Al parecer no te da gusto estar de vuelta - escuché aquella voz tan pacifica que no parecía de un mafioso.   Me volteé con una gigantesca sonrisa en la cara, la única que había tenido en muchas horas.   -Camilo! - dije yendo a sus brazos por un cálido abrazo.   -Ella - dijo mi nombre en un profundo suspiro a mis espaldas.   -Como estás? - le pregunté separándome de el   - Eso debería preguntarte yo a ti, ¿cuéntame cómo te ha tratado? - me dijo mientras caminábamos hacia la cómoda y linda sala donde nos sentamos en uno de los sofás de cuero.   Negué con la cabeza.   -Ha sido horrible, te juro que nunca lo había visto así, está que quema. Todo lo que sale de su boca que va dirigido hacia mí son como rafagazos que me vuelan hasta el alma- le dije explicándole en pocas palabras, pero con definiciones muy profundas lo que sucedía.   -No me lo quiero ni imaginar, por lo menos estás aquí que es lo importante. Fui yo quien te vi en el mall comprando tu vestido, te seguí a casa y vi cuando justamente tu madre se iba a trabajar donde la mini secuestré- empezó a contarme, pero lo interrumpí.   -Que hiciste qué?! ¡Mamá no me dijo eso! - le dije alterada con ganas de reír   Río a carcajadas   -Es muy simpática tu madre, pero si, la secuestré por unos minutos hasta que le dije que era tu amigo y mejor amigo del mafioso, donde se calmó por completo, tenía miedo de que le diera un paro o algo por el estilo, pero la pude calmar- me dijo con cara de alivio   Sonreí a medias negando con la cabeza   - Que mi mamá te dijo? - le pregunté   -Un montón de cosas, pero en resumen que estabas muy mal y que si no volvías con Thiago ella temía que morirías de tristeza- me contó   -Mamá siempre de bocona y exagerada- dije suspirando avergonzada   -No dijo nada que no fuera verdad. Ustedes se aman y por culpa nuestra se separaron. Luego de hablar con tu madre ella me dió su número y volé a Italia otra vez para tratar de encontrarlo antes de que te casaras- me explicó   -Como que para tratar de encontrarlo? - le pregunté sin entender   - El día que te fuiste, Thiago nos citó a mí, a Diana y a su madre en la casona, nos mostró el momento donde te tropezaste captado por la cámara. Ese día también mató a Elena frente a nosotros y nos dijo que no nos quería como sus amigos, incluso nos sacó del negocio y nos dió nuestro dinero- me dijo con cierto dolor   -Oh Dios.... todo por mi culpa- dije lamentándome por lo que había ocasionado   -Esto no fue tu culpa, nosotros lo fuimos por culparlo a él de algo que no hizo. Lo que más me dolió fue que fuimos nosotros mismos quienes lo juzgamos. Sabemos que Thiago tiene su actitud y hace malos negocios, pero, en el fondo yo sabía que él no te había empujado y aun así dude de él- me dijo cabizbajo.   -Ustedes son mejores amigos, estoy segura de que te va a perdonar, bueno, espero que nos perdone a los tres. ¿Oye y su mamá? ¿Qué pasó con Annie? - le pregunté   Dio un largo suspiro.   -Él le dijo delante de nosotros ese mismo día que dejaba de ser su hijo, aunque verdaderamente ella fue la que lo acusó desde un principio. En pocas palabras ella ocasionó todo este malentendido- me dijo asintiendo   -Pues sí, ella lo acusó severamente. De todas formas, debe sentirse muy mal- le contesté   -Pues más que eso, se siente horrible. Si hubieras visto como lloraba ese día. La verdad es que Thiago nos dijo nuestras verdades que nos tocó el corazón. Aunque en si todo me parece extraño, porque ella es su madre y es la que más lo acusa- me dijo Camilo pensativo   -Siempre me ha chocado eso. Desde que llegué a la vida de Thiago esa señora muy pocas veces me ha hablado bien de su hijo- le dije sin entender el por qué.   -Ya sabremos que sucede entre ellos. Yo ya me voy, no quiero que Thiago me encuentre aquí- me dijo poniéndose de pie para marcharse   -Dios, cierto. ¿Como supiste que estaría aquí si no hablan? - le pregunté   -Es que yo sé todo de Thiago, este apartamento lo tiene hace mucho, supuse que te traería aquí, ya que no está la otra casa- me dijo algo triste   -Como me enoja que estén peleados- le dije mirándolo a su rostro afligido.   -Pues ya ves. Me voy que tengo que recoger a Diana en una exhibición de autos- me dijo muy contento   Sonreí ampliamente   -Y eso? - le pregunté   -Somos novios- me dijo airoso con una gran sonrisa   Chillé de emoción.   -Omg! ¡No lo puedo creer! ¡Lo sabía! - dije abrazándolo, sintiéndome muy feliz por ellos.   -Por fin pude detener esa mujer. Le voy a poner orden a ese carro sin frenos- me dijo emocionado   Reí ante su comentario   -Si que le hacen falta esos frenos. Espero y todo les salga bien. ¿Quién mejor que ustedes para iniciar una relación? Nadie- le dije acompañándolo hasta el ascensor.   -Muchas gracias Ella. Yo también espero que lo tuyo con Thiago se resuelva, nos vemos pronto- me dijo despidiéndose de mi con un beso en la mejilla.   -Yo espero lo mismo también. Gracias por la visita, eres lo máximo- le dije mirándolo sonreír y agitar su mano diciéndome adiós justo antes de que el ascensor cerrara sus puertas.   Suspiré agradecida de que Camilo por lo menos había venido a arreglarme un poquito el día. Me alegro bastante de que establezca algo con Diana, yo así siempre lo quise, pero ambos son muy testarudos, Diana más que él. Si que le hace falta un buen hombre como lo es Camilo, un pan dulce.   La hora estaba pasada del medio día, obvio que no iba a pedir nada, no después de la ofensa que me hizo Thiago.   Yo misma iba a cocinar, si, así como lo leen. Le iba hacer un rico plato originario de mi hermosa isla Puerto Rico, es como dice mamá. El hombre se conquista por la boca, a ver si de esa forma podía acercarlo un poco más a mí y que viera que mis intenciones con él eran de estar otra vez unidos en amor y en paz. Y claro, también para que no dijera que no se cocinar, nunca más.   Thiago POV'S   Iba texteando en mi móvil cuando las puertas del ascensor se abrieron permitiéndome entrar en mi departamento.   Mis tripas gruñeron cuando un delicioso olor inundó mis fosas nasales. Guardé mi teléfono en mi bolsillo al ver a Antonella sirviendo la mesa.   Me miró y me dió una preciosa sonrisa. Esa característica tan bella que poseía.   -Espero que tengas hambre, te hice uno de los platos originarios de mi Puerto Rico, arroz mamposteado con tostones y bistec encebollado. Lo podemos acompañar con una ensalada verde y un jugo de naranjas o si quieres una soda. De postre hice unos quesitos- me dijo muy emocionada mostrándome la mesa que había organizado solo para mí.   Me quedé asombrado, sonreí para mis adentros. Quería abrazarla y decirle lo perfecta que era, no sabía que cocinaba.   -Ya comí, gracias- le mentí tragando en seco.   Su sonrisa se desvaneció.   -Pruébala al menos- me dijo sirviendo un poco de arroz en un tenedor y caminando hacia mí.   -Abre, pruébalo- me dijo insistiendo.   Hice a un lado su mano.   -Te dije que no quiero- le contesté   -Pero por qué? ¿Por qué no puedes simplemente dejar que te conquiste otra vez? ¿Puedo bajarte la luna y no vas a ceder, sabes por qué? Porque el que esta clavado eres tú. Me has ofendido un montón de veces en las pocas horas que llevamos juntos, te he tratado de complacer cocinando para ti ¿y me haces esto? Claro que no has comido, tu orgullo de hombre siente que queda en el piso si te comes esto porque me dijiste antes de irte que no sabía cocinar y te he callado la boca. ¡Pero Vale! No comas. Crucifícame toda la vida por cometer un error del que te he pedido perdón ya varias veces- me dijo empezando a recoger todo y a echarlo en la basura.   -Que tonta he sido! ¡Que ridícula! Pensé que si te cocinaba y te demostraba mi interés porque vieras que me estoy esforzando por ti para que me perdones, iba a valer de algo. Pensé que al menos te ibas a sentar conmigo y almorzaríamos juntos. Pensé que te iba a gustar la intención, que es lo que verdaderamente siempre importa- me dijo con lágrimas en sus ojos arrojando toda la comida a al zafacón.   -Antonella...- intenté acercarme a ella.   -No me digas nada Thiago, te has pasado. Está bien que quieras castigarme y hacerme entender que lo que te hice estuvo mal, pero ¿de esta forma cuando me vas a perdonar? ¿Ahora solo me vas a tratar mal?  Esa frialdad que tienes conmigo me está matando- me dijo entre sollozos.   Tuve que dejar de mirarla porque me iba a desesperar y la iba a hacer mía en medio de este bochorno.  Pasé mis manos por mi cabello desesperadamente.   -Si de mi te está matando mi frialdad, a mí me mató tu ausencia, tu abandono- le dije dándole la espalda   -No se vale todo esto Thiago! ¡Ya te pedí perdón! ¡Lo siento! ¡Te juro que lo siento! Todos te fallamos, te culpamos y te hicimos sufrir, pero...- la interrumpí   - ¡Esto no se trata de ellos, se trata de ti! ¡Que no me importaba que me culparan ellos ni mucho menos que no me creyeran, a mí la única que me importaba que me creyera eras tú! ¡Solo tú! ¡Te quería a mi lado maldición y hasta te ibas a casar! ¡Como quieres que supere toda esta mierda que me has hecho tan de prisa cuando ni siquiera sé cómo estoy vivo! Lo que me mata es que te sigo amando como nadie en este mundo y lo peor es saber que tú eres la única que me puede sanar, pero a la vez también destruirme-
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