El martes llegué animada a la universidad, la idea de pensar que vería a Elia le daba cierto entusiasmo a mi día.
Lamentablemente, ese día no fue a clase, el doctor nos explico que había tenido algunos problemas personales para llegar y solo estaría él en el salón; me daba demasiada curiosidad saber que significaba "problemas personales", pero sabía que el doctor no nos lo diría y no había posibilidades de que Elia lo hiciera.
En ese momento, fue que caí en cuenta que Elia debía tener una vida fuera del hospital; estaba siendo demasiado ingenua, ¿como podía asegurar que me gustaba alguien de quien solo sabía un puñado de cosas?
Si lo pensaba bien, ¿qué era lo sabíamos de Elia? Que es R2 de cirugía, que era malhumorada, pero tenía sus ratos de buena persona, que era hermosa y le gustaba el café. Solo eso.
¿Qué pasaba si en sus ratos libres se dedicaba a torturar gatitos o alguna cosa peor?
Algo tenía que cambiar, y si me tenía que volver una acosadora, lo haría para conocerla un poquito más a fondo como Mario me lo había dicho, tenía que ganarme su confianza.
Ese día por la tarde pasé "casualmente" por el hospital, en el piso que siempre la veía, pero no la encontré y no me anime a preguntar por ella con las enfermeras, así que me fui a casa resignada a esperar hasta el día siguiente esperando tener mas suerte.
En la noche no pude dormir nada, me dejaron montones de tarea y encima, Elia me daba vueltas por la cabeza y no me dejaba dormir, así que llegué tarde a mi primer clase de las 7 am.
Pasé el resto de las clases tomando mucho café intentando no quedarme dormida, lo que no resultó muy bien, porque mis profesores de medicina interna y dermatología me regañaron por dormir en clase.
Para las 3 pm, sentía que ya había pasado una eternidad en la universidad y lo único que me motivaba a no quedarme dormida en algún jardín era que tenía la posibilidad de ver a Elia.
Llegué a la sala donde tenía la clase de cirugía con más energía que a todas las demás clases, pero Elia tampoco estaba ese día.
Así que el profesor comenzó a dar su aburrida clase, mientras intentaba no dormir.
Al final de la hora, el profesor comenzó a decir que teníamos que entregar dos firmas de guardia para el siguiente viernes, por lo que todos entramos en pánico, teníamos solo tres días y nadie tenía una sola, a excepción de mi, ¡ay Elia! si estuvieras aquí quizás quitarías al doctor de su delirio, o quizás, quizás sería peor, seguramente ella nos pediría más.
Salimos de la sala resignados, todos se fueron a sus casas, yo solo le llamé a mi madre para avisar que me quedaría la noche en el hospital, mientras más rápido mejor, ¿no?
Subí a buscar a alguno de los residentes del profesor y encontré a Samuel, que buena suerte.
- ¡Abril!- dijo cuando me vio.
- Hola, yo vengo a guardia, el doctor nos mandó- dije lo mas neutra posible.
- ¿Y tu residente? ¿No debería ser ella con quien vayas?
- Elia no esta, no pudo ir a clase.
- No fui a clase, pero aquí estoy, Abril- me dijo Elia llegando a la oficina donde estábamos.
Mi rostro cambió por completo y sonreí por su presencia.
- Creí que tampoco estarías aquí, lo siento.
- No te preocupes, ven, estoy a punto de ir a revisar algunos pacientes, ¿me acompañas?
- Claro- le dije emocionada- ¿Elia?- pregunté insegura
- Dime.
- ¿Por qué no fuiste a las clases estos dias?
- ¿Nunca te han enseñado a no preguntar cierto tipo de cosas?
- ¿Qué?
- No pude ir- la miré entrecerrando los ojos dudando de lo que me había dicho.
- Todos tenemos problemas a veces.
- ¿Qué clase de problemas?
- Abril- dijo con tono enfadado- no son tus asuntos.
Me dolió que lo dijera, pero era exactamente eso, no era mi problema.
- Entonces... ¿Me respondes otra cosa?- lo dudo unos momentos
- Claro.
- ¿Te gustan los gatitos?- me miró como si estuviera loca.
- ¿Si has dormido bien estos días?
- Respóndeme- le pedí.
- Supongo que si- uf, que alivio.
- Y... ¿Qué haces cuando no estás en el hospital?
- ¿Te interesa?- preguntó incómoda.
- En realidad si, Elia- dije mirándola fijamente.
- Eh, pues estudió casi todo el tiempo, aunque también me gusta ver películas, leer otras cosas que no sean del hospital, otras veces salgo a correr y si no tengo ganas, siempre hace bien ir a starbucks, ¿no? Solo a perder el tiempo, aunque casi nunca puedo hacerlo, estoy más tiempo dentro que fuera del hospital.
- Eso es interesante- le dije feliz por haber respondido.
Me miró sonriendo y seguimos caminando.
Elia comenzó a ver los pacientes que me había dicho y me hacía preguntas ocasionales, aunque nada como la última clase en la que estuvimos. Me agradaba mas Elia en el hospital que en clase.
Cuando terminó, le hice algunas preguntas sobre los pacientes que vimos y fuimos a sentarnos a la sala de residentes, mientras Elia anotaba algunas cosas que parecían importantes.
- Iré con Mario, vuelvo en un rato- le dije mientras me levantaba.
- No, tu no iras a otro lugar- me dijo sosteniéndome del brazo y la mire ilusionada, ¿Elia me quería cerca?- sacó un papel y lo firmo- ve a estudiar, en serio que lo necesitas- bromeo, falsa alarma, Abril.
- Ah... Si claro- dije algo decepcionada.
- ¿Abril?
- ¿Qué pasa?
- ¿Me prestas tu celular?- lo saqué y se lo pasé.
Ella anotó algo y me lo devolvió.
- Si algún día vuelvo a faltar y necesitas algo, me puedes mandar un mensaje.
Oh dios, ¡anotó su número! ¡Tenia el numero de Elia!
-¿Y si solo tengo ganas de hablar contigo?
- Hazlo- me dijo y sonrió- Oye- me dijo después de pensárselo- Todos tenemos nuestros momentos de sentir que la vida no vale- dijo algo triste.
- Oh, yo... Lo siento, Elia.
- No pasa nada, nos vemos mañana, Abril- me dio un beso en la mejilla y salí de la sala.