Ha pasado una semana desde el accidente fuera del edificio y todavía no he podido quitarme el recuerdo de mi mente, honestamente no pasó nada grave ni raro, pero en esta zona no se acostumbran a ver carros tan costosos, bonitos ni mucho menos hombres tan apuestos, solo que hubo algo en ese momento que no logro explicar, es mas no logro olvidar a ese joven, es como si lo conociera de antes, o tal vez de otra vida, porque estoy segura que un rostro como el de él no lo olvidaría nunca.
Donde vivo es una zona de personas de clase baja, en su mayoría inmigrantes que nos escondemos de las autoridades, por eso motivo no dejo que Gabriel salga a la calle sin mi compañía. Pensándolo bien, tal vez ese casting que se ganó dónde va a entrar a ganar mucho dinero sea nuestra salvación, con eso podremos empezar a tener una mejor vida, pero no dejo de sentir miedo, mi mayor miedo es que lo quiten de mi lado.
Recuerdo que esa noche estaba lavando platos, había llovido, las calles aún estaban humadas y se sentía una sensación fría en el aire, las calles estaban inusualmente silenciosa cuando escucho un estropicio, Gabriel se asustó mucho y salió corriendo a abrazarme, por el tipo de sonido deduje que podría ser un accidente, en esta zona es normal el sonido de rechinar de las llantas de los altos niveles de velocidad que toman los traficantes de drogas, a veces acompañado de disparos y peleas.
Cuando me acerque a la ventana vi a un joven tendido en el pavimento, parecía dormido, y aunque normalmente me escondo y espero que otro sea el héroe esa vez me seque las manos en el delantal, para luego quitármelo y baje. Le pedí a Gabriel que no se moviera, y honestamente, ese hombre es hermoso. No acostumbro a ver ese tipo de físicos, como si fueran estatuas griegas, perfectas. en mi vida solo había visto un hombre como él, el día del casting, su cara y su piel parecían irreales, como piezas de museos, tan suave, tan delicado. un hombre como él jamás se fijaría en mi, pero en ese momento lo importante era ayudarlo y quedarme con el recuerdo de tenerlo cerca, algo me dice que es el mismo actor de aquella vez. Tenía los ojos entreabiertos, con pestañas largas que cubrían su rostro.
La voz de Gabriel gritándome algo desde la ventana me hizo reaccionar, y llame a una ambulancia, espere a que se lo llevaran, en los pocos minutos de espera, me atreví a acariciarlo mientras escuchaba a las sirenas acercarse, nunca había tocado un hombre de esa manera, ni mucho menos la sensación de desear de tenerlo cerca, despierto y junto a mi.
y aun hoy, varios días después de lo ocurrido, su recuerdo aparece como un sueño distante que mi mente se aferra de no borrar. se hace mas fuerte, en especial cuando lavo los platos, miro la ventana una y otra vez con la esperanza de verlo cruzar, y hoy mientras organizo la cocina luego de la cena, no es la excepción. El sonido del timbre me saca de la ensoñación, no acostumbro a recibir visitas, es más creo que jamás me han visitado, así que inevitablemente me sobresalto al escuchar el estridente sonido, y mi primer pensamiento es que seguramente se equivocaron de lugar, hasta que Gabriel me llama para que abra, insisten otra vez y Gabriel me quien ve a través del ojo de buey, informa que hay un hombre desconocido afuera, así que me asusto.
Camino prevenida hasta la puerta y para mi sorpresa no puedo creer quien esta del otro lado, el mismo hombre que estaba tirado en la acera hace una semana, el mismo hombre en el que estaba pensando hace un rato, mis manos tiemblan mientras abro las cadenas de la puerta y le doy espacio para que siga, estoy demasiado nerviosa y no puedo evitar sentir un cosquilleo extraño recorrerme, él es mucho más alto y apuesto de lo que recordaba, y como si no tuviera palabras, como si mi cerebro hubiese quedado frito mientras abría la puerta, no sé qué decirle, así que hablo como una tonta, respondo a sus preguntas e intento que esto parezca una conversación decente, le pido disculpas para preparar algo caliente, tengo que hacer algo con las manos mientras organizo mis pensamientos: es solo un hombre apuesto en mi sala, que seguramente necesita decirme algo para tomarse la molestia de llegar hasta acá, tal vez solo quiere ser amable y agradecer que pedí una ambulancia.
Cuando regreso a la sala estoy un poco más tranquila y aunque me sorprende que me invite a salir, sin embargo, lo que más me sorprende es que termino aceptando. Su visita dura un poco más de una hora, su olor y presencia invaden el lugar haciéndome sentir anonadada, es como si fuera un sueño este momento, es algo que jamás he vivido, siento que floto y ruego que se cumpla la invitación a salir, cuando se pone de pie para salir lo acompaño hasta la puerta, en donde me tiende un sobre blanco.
— Sofia, yo solo vine para agradecerte haber llamado la ambulancia aquel día… — dice un poco apenado.
— No hay nada que agradecer, lo hice con mucho gusto… — le digo un poco nerviosa y con total honestidad
— Igual, gracias… — y me tiende un sobre blanco — por favor recíbelo – dice con voz en suplica.
— Si es dinero, no te preocupes, con la invitación a salir es suficiente…
— Por favor Sofia, permítemelo agradecer, tengo mucho de esto, y me gustaría compartir contigo un poco.
No sé cuánto dinero me esta regalando, pero si él dice que tiene mucho y honestamente a mí no es que me sobre, por lo que al final termino aceptándolo, tiendo mi mano con miedo y tomo el paquete, es bastante grueso, mucho más de mi paga mensual, sin embargo, no soy capaz de revisar delante de él, realmente no le quito la mirada de sus hermosos ojos claros en los que podría perderme para siempre.
—Gracias por recibirlo Sofía, y te llamo cuando regrese de viaje — dice con una sonrisa tímida.
—Si, tranquilo, cuando puedas.
— Es un viaje largo, y espero poder volver pronto a casa…
— Yo también lo espero y te deseo lo mejor, espero que disfrutes tu viaje.
— Es de trabajo, pero también espero disfrutarlo — dice con una mueca que no logro descifrar.
Se despide de mi con un beso suave en la mejilla, la cual no dejo de tocármela mientras veo cuando baja las escaleras, lo último que veo es su espalda ancha, y no puedo creer que acabo de aceptar una invitación a salir y dinero de un extraño, casi me siento como una puta. Entro en el apartamento y me dejo caer en el sofá repasando los momentos de hace un rato, cuando la efusividad pasa me doy cuenta que la invitación a salir es una mentira, nunca pidió mi número telefónico, ni le puso fecha, solo dijo que cuando volviera de viaje, pero no sé cuándo es eso, y tal vez nunca vuelva, así que siento como mi corazón se desinfla, que tonta soy, como un hombre de esas características iba a aceptar salir con una mujer como yo.
Me doy cuenta que estoy abrazando el sobre de papel contra mi pecho, no me he movido de la misma posición los últimos minutos, y la voz de Gabriel me hace despertar.
— Mamá, ¿Quién es ese hombre? ¿Qué te dio es eso que estas abrazando?
— Ese fue el hombre que se accidento hace una semana, ¿recuerdas que llamamos la ambulancia?
—Si, recuerdo eso, pero ¿Qué hay en el sobre?
Me imagino que me dio dinero — digo colocando el sobre en mis piernas.
— Entonces revisemos mamá…
Cuando abro el sobre me asusto con la suma, dejo caer con cuidado el contenido de este en la mesa de centro, jamás había visto en mi vida tantos billetes de cien dólares juntos, los cuento con cuidado y hay diez mil dólares, eso alcanza para tanto, pero no sé ni por dónde empezar, así que me obligo a respirar y conservar la calma, es momento de ser inteligente, siempre dije que si me ganaba la lotería no me volvería loca, y este es el momento para poner a prueba mi cordura, igual no sé qué pasara con Gabriel y su casting, ese tema podría demorarse algo de tiempo.
— Mamá, eso es mucho dinero — dice sorprendido — son muchos billetes.
—Si es cierto— digo anonadada — y ahora vamos a ser muy inteligentes y vamos a usarlo de a poquitos, con eso nos alcanza para mucho — digo intentando sonar tranquila.
— Me parece buena idea… Sabes, cuando empiece a trabajar como actor quiero comprarme una casa muy grande, para ti y para mí.
—Esa idea me gusta, pero ya sabes que se toma su tiempo, por ahora has sido seleccionado, y aún no hay fecha de inicio.
— Lo se mamá, pero ya estoy listo, yo quiero empezar a trabajar.
— Eres muy niño para ello — digo un poco triste, no puedo evitar pensar que es muy niño para que trabaje, y no quiero ese futuro para él.
— Y tú haces tanto por mi mamá, que sería bueno que descansaras un poco.
— Ya descansaremos y ahora a dormir que mañana tenemos colegio — susurro conteniendo una lagrima.