Capitulo veintitrés. Nick

1694 Words
Bajamos a la cocina y nos ponemos manos a la obra. Le doy un poco de espacio a Sofia, para que se bañe, se vista y se tome un poco de tiempo para ella, me acabo de poner como meta bajarle la carga de trabajo, así que tal vez incorpore otra persona este de lunes, para que ella solo trabajo de martes a jueves, y tenga más tiempo de estudiar, que sé que es lo que más quiere. Con Gabriel nos reímos y jugamos un montón, hablamos de cosas de colegios, de música y de muchas cosas más. —Sabes —dice con su voz infantil —yo pase un casting para una serie, yo estaba con mamá comiendo hamburguesa cuando me preguntaron que, si quería presentar el casting y lo pase, pero nunca me llamaron…. —¿Por qué no te llamaron? —No sé, mamá dice que se toman su tiempo, pero cuando sea grande quiero ser como tú y tener una casa así de grande para que mamá viva feliz. —Y, ¿te gusta vivir aquí? —Si, mucho porque puedo correr por el pasto, aunque mamá siempre dice que no haga mucho ruido, que no debemos molestarlo. —Puedes hacer todo el ruido que quieras, no me molesta— le digo como si fuese un secreto. —Yo sé, pero mamá insiste… —¿En qué insisto? —pregunta Sofia entrando a la cocina vistiendo un vestido de flores corto que se le ve hermoso. —En que siempre debo hacer silencio y no molestar a nadie —dice Gabriel a regañadientes. —Yo solo sigo las reglas —dice con voz firme. No digo nada, solo le guiño un ojo al niño para acomodarnos en la barra de la cocina a desayunar, sé que es el lugar donde por lo general comen mis empleados y por lo tanto me había mantenido al margen de aquí para no molestarlos, pero hoy la casa es mía, siento que recupero autonomía, así que podría hacer también algunos cambios con los empleados, me gusta esta sensación de tranquilidad. —Gabriel, escoge, ¿Piscina o Centro comercial? — pregunto cuando terminamos de desayunar. —Centro comercial – dice emocionado —¿Qué tanto puedo comprar? —Todo lo que quieras, yo invito. —Ya vengo me voy a bañar —dice emocionado y sale corriendo dejándome a solas con Sofia, cuando me aseguro que no está me dirijo a ella —Sofia, ¿Por qué no me habías dicho que eras virgen? ¿no me tienes confianza? —No es falta de confianza —dice titubeando —es solo que no sabia como sacar el tema, que te decía, hola Nicholas mi nombre es Sofia y soy virgen… —Te entiendo — digo conteniendo la risa — tal vez quizás cuando empezamos a tener algunos acercamientos o a besarnos ayer. —¿y que hubieses hecho con esa información? ¿me habrías tratado igual? —Tal vez no —respondo honestamente — probablemente hubiera atrasado la primera vez —Nicholas, me gusta como sucedió y no me arrepiento ni un poco. — Lo sé, yo tampoco, y debo confesarte que ahora me gustas más —me acerco a darle un beso y entrelazar nuestros dedos — ¿Sofia me acompañas a la habitación? Debo bañarme. Ella asiente poniéndose de pie y recibiendo mis caricias, y cuando estamos a punto de volver a hacer el amor, la voz de Gabriel nos llega del otro lado de la puerta dejándonos en una situación incómoda y Sofia roja de vergüenza, por lo que corro al baño a ducharme y la dejo a ella resolviendo con Gabriel y ruego que encuentre la excusa perfecta, pero no podía dejarme ver por el niño tal y como estaba. Dos horas después estamos listos para salir a Westfield Century City, me gustaría llevar a Sofia a tiendas de diseñador, pero vamos a empezar por algo sencillo, no quiero que se asuste con algunos precios, quiero comprarle de todo, al final para eso es el dinero. Salgo sin guardaespaldas y sin conductor, no creo necesitarlos, vamos a un sitio seguro. Cuando llegamos lo primero que hacemos es ir por ropa para ellos dos, Sofia necesita algo para acompañarme mañana, así como para otras ocasiones que tendremos que lidiar, eso sin contar que no deseo verla andar con ese feo uniforme, quiero que tenga en mi casa ropa de su agrado y la use casi siempre. Ya veré como organizo las cargas laborales y use otro tipo de vestimenta. El niño se vuelve loco comprando juguetes y ropa deportiva, aunque en secreto que pide que le compre algo elegante por si tiene alguna ocasión importante, este niño es impresionante. En cuanto a Sofia le compro todo lo que me señala que le parece bonito, realmente tiene buen gusto, y ni hablar Gabriel quien arrastra con una colección completa de Spiderman, aunque cada vez que Sofia ve el precio de la prenda se arrepiente, así que opte por cubrir la etiqueta y simplemente comprar lo que quiera, cuando llegue a casa lo primero que hare será eliminarlas. Llevamos en las manos tantas bolsas que he tenido que hacer dos viejas al parqueadero a guardarlas en el baúl del auto, cuando Sofia me detiene. —Nicholas, ¿no te parece que es mucho lo que llevamos? — No Sofia, no me parece mucho, solo llevamos cinco vestidos, cuatro pantalones, seis blusas y aun te faltan varios pares de zapatos, y ropa para fiestas de noche y esto es solo por iniciar, además te falta algunos buenos vestidos de oficina para cuando me acompañes a algunos lugares. —¿estas pensando que te acompañe a tantos lugares? —Si, realmente he venido pensando que si Joan no regresa seas mi asistente. Se queda en silencio como pensando en mis palabras para luego mirarme a los ojos de forma muy seria, y por un breve instante sentí que probablemente había dicho o hecho algo mal. —Nicholas, ¿Por qué quieres que sea tu asistente si Joan no regresa? —Porque no conozco a alguien más capacitado que tú y me gustaría que pasaras el día conmigo, además que no creo que quieras pasar el día limpiando mi habitación y sirviendo mi comida, igual podrías seguir comiendo conmigo y te ahorras ser el blanco de chisme de tus compañeras. Otra vez se queda en silencio para luego asentir ligeramente, tomar mi mano y arrastrarme a la tienda. —Listo vamos por mas ropa, quiero ser la asistente mejor vestida de la historia. Pasamos un largo tiempo comprando todo tipo de ropa, incluyendo un par de vestido de noche, Para luego ir a jugar a un salón de videojuegos, nos reímos como nunca disparando zombis, saltando en trampolines gigantes y todo lo que se nos cruce. Evito en todo momento acercarme a Sofia más de lo necesario, aunque estoy que me la como a besos es una mujer hermosa cuando ríe y parece que tuviera unos años menos, aunque ruego en silencio que nadie nos reconozca o tomen fotos. Son mas de las seis de la tarde cuando llegamos a casa, debo confesar que estoy agotado y debemos hacer varios viajes para guardar las cosas, una parte de la ropa se quedara en la mansión y otra se la llevara ella, las circunstancias pueden ser variadas y debemos estar listo para todo. Cuando por fin terminamos de organizar todas las compras y dejar en mi closet en el área bajo llave la ropa y cosas de aseo de ella para cuando se quede conmigo, nos dejamos caer en el sofá de la sala de estar al tiempo que Gabriel sale corriendo a estrenar sus juguetes, igual que con Sofia, unas cosas se quedaran aquí y otras en casa, por seguridad su cuarto quedara bajo llave y solo Sofia lo limpiara. Así que yo aprovecho nuestro momento a solas para hacer algo que hace tanto tiempo quería hacer, besarla, y ahora no sé cómo pude contenerme tanto. —Nicholas, ¿Quién decoro esta casa? —No sé, estaba así cuando la compre, la verdad nunca lo pensé, me pareció bonita y lujosa, apenas para que apareciera en revistas, lo demás no me importo. — Entiendo, es que es tan fría que no parece que viviera alguien aquí. —Lo sé, no lo había pensado antes, pero creo que es hora de buscar algo mas apropiado para mí. —¿y esto no es apropiado para ti? — pregunta haciendo una señal de la sala. —Era apropiado, ahora no, quiero otras cosas en mi vida y se que te dije que tenia miedo de enamorarme, pero creo que ya es muy tarde, quiero que hagas parte de mi vida y quiero hacer algunos cambios… —Me da miedo pasar de ser invisible a estar expuesta. —Lo sé, por eso vamos a ir un paso a la vez, no quiero que lo nuestro se acabe por sobrexposición, o por la intervención de otros, he escuchado historias sobre eso… —También me da pena que mis compañeras sepan que tenemos algo. —Mientras queramos mantener las apariencias deberemos ser cuidadosos, tus cosas y las de Gabriel bajo llaves, luego buscare una casa mas sencilla donde podamos estar los tres más cómodos, déjame ese detalle a mí. Por ahora lo único que te pido es que mañana me acompañes a trabajar y si puedes múdate a la mansión. Ella asiente en silencio, se que eso aceleraría las cosas y le quita cierto placer y deleite que da la espera, sin embargo, no se como manejar lo que siento, estar con ella es como si las puertas de una nueva vida se abrieran ante mí, y aunque tengo miedo y no estoy listo para que ella quede en el ojo del público, no quiero que esto acabe, así que la arrastro a mi habitación, en donde ahora guardo ropa de ella, un cepillo de dientes, entre algunas otras cosas, no quiero que se sienta como visita cuando se quede conmigo, este es mi espacio y quiero poder compartirlo con ella.
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