Capitulo veintiuno. Sofia.

1438 Words
Salvo las personas de seguridad que dan vuelta por la propiedad todo el tiempo, estamos solos los tres en la mansión. Nicholas me saluda con un beso y recibe mis cosas. Nos acomodarnos en las habitaciones para luego ir al comedor a cenar, para mi sorpresa Nicholas se encarga de servirme mientras hablamos de diferentes cosas los tres, y casi me da miedo pensarlo, pero parecemos una familia. —Nick —dice Gabriel feliz—¿puedo ver tu habitación? mamá dijo una vez que tienes una televisión gigante. —El televisor gigante está en el cine, en mi habitación el televisor es pequeño. —No importa, ¿podemos hacer pijamada? —Si, no le veo ni un problema— responde sonriendo. Cuando terminamos de cenar, preparo a Gabriel para dormir y en pijama entramos a la habitación de Nicholas quien está esperándonos, cuando el niño entra lo primero que hace es correr a la cama y tomar el control del televisor. — ¡Wuaooo!— grita sorprendido —nunca había visto una cama tan grande. -—Por eso la compré, cuando la vi dije lo mismo —dice Nicholas en tono cómplice— yo también quería una cama gigante. —Me gusta —dice Gabriel —mamá, ¿podemos tener una así? —Después… —Cuando sea famoso mamá, te voy a regalar una casa tan grande como esta y mucho más. —Lo se mi niño —le doy un beso en la cabeza. Nicholas solo le sonríe, y ahora que lo pienso no le he contado mucho del casting. Gabriel pone emocionado una película, pero a los pocos minutos empieza a dormirse con el control remoto en la mano. Cuando esta profundo con cuidado Nicholas lo levanta de la cama y lo lleva a la siguiente habitación y me sorprende la facilidad con la que lo hace, cuando esta seguro que esta bien acomodado me tiende la mano, la cual recibo gustosa, salimos caminando con nuestros dedos entrelazados y cerramos la puerta tras nosotros, caminamos hasta la habitación de él, me siento nerviosa y emocionada a la vez. —Sofia, me gustaría invitarte una copa de vino y llevarte a una cena lujosa… — dice con una sensación extraña en la voz — pero en este momento no creo que pueda hacerlo… —No te preocupes, yo soy feliz en casa y eso del vino nada, mejor tomemos agua… Él sonríe y se acerca a darme un beso en los labios, yo permito que lo haga mientras sus manos pasean por mi cuerpo, mientras me tomo la libertad de tocarlo sutilmente a él, es una sensación extraña y nueva para mí que me hace pasar escalofríos, no lo detengo, dejo que continúe, de forma lenta va haciendo caer mi cuerpo sobre la cama, y ahora es cuando empiezo a temblar ligeramente. Sus besos pasan por mi abdomen y van subiendo lentamente hasta llegar a mi pecho. Quita la camisa de pijama por encima de mi cabeza, para luego liberar mis pezones del brasier. Me gusta la sensación que me recorre el cuerpo al tocarme, jamás había sentido algo igual. Me debato entre confesar en que esta sería mi primera vez, si avanzamos, o guardar silencio y él lo descubra. Se acerca a mi pantalón, mis piernas tiemblan, me pide permiso con la mirada y apenas atino a asentir mientras me va besando suavemente por donde la tela va pasando. Opto por simplemente dejarme llevar y para evitar historias que he escuchado de otras compañeras pienso que lo único importante es que use condón, al final, ¿Cuántas mujeres tienen la oportunidad de hacer el amor con un famoso actor? Quedo vestida apenas de mi ropa interior, y él aun vestido se acomoda en medio de mis piernas. —Sofia— dice en un tono de voz lujurioso — me ayudas a quitarme la ropa. Asiento de forma mecánica mientras me incorporo, mis dedos tiemblan mientras quita cada uno de los botones de su camisa, dejando su pecho descubierto, mis ojos se pierden entre sus músculos y abdominales y por primera vez veo que tiene un tatuaje sobre su hombro derecho, sin pensarlo lo beso, mientras lo recorro y me pierdo en los vellos de su pecho, es un hombre hermoso. Él recibe cada uno de mis besos y caricias, mientras bajo mi mano por su cuerpo me detengo en el borde de su pantalón, el asiente y suelto el botón, para el luego ponerse de pie y dejarlo caer. Vuelve a mi lado, los besos y las caricias van subiendo de tono, no sé qué espera él de mí, así como yo tampoco sé que esperar de él, trato en no pensar en las cosas que han dicho otras personas, o lo poco que he visto, quiero simplemente dejarme llevar y disfrutar mi momento, es mi primera vez y quiero que sea mía, sin que se parezca a la de alguien más. Cuando estamos totalmente desnudos, uno junto al otro, él alcanza un condón de su mesa de noche para luego, sin que él lo sepa, entregarle mi primera vez. Siento una sensación de ardor recorrerme a medida que él entra en mi por primera vez, cierro los ojos y aprieto un poco la mandíbula, gesto que no le pasa desapercibido. —Sofia, ¿estas bien? — pregunta acariciando mi cara con la mano libre. —Si, solo que es mi primera vez —digo esto en un susurro apenas audible. Su gesto ahora es más tierno, más suave, me besa en la boca mientras su cuerpo ahora se mueve más suave acomodándose entre mis piernas. —¿Quieres continuar? —pregunta mordisqueando el lóbulo de mi oreja. — Si —susurro — continua… Su cuerpo se mueve y esa sensación de ardor va desapareciendo poco a poco, ahora me empieza a gustar lo que siento, sus besos son más intensos, un cosquilleo me recorre, una sensación de placer me invade y ahora entiendo muchas cosas… de mi garganta sale un gemido que no puedo detener, un sonido que invade él lugar, mientras él sonríe yo alcanzo el punto máximo de placer. Con el pulso acelerado, mi mente dando vueltas, mi cuerpo sudoroso caemos cansados uno junto al otro, él se acomoda de medio lado sin dejarme de ver, besar y acariciar, pasa sus manos por mi cuerpo desnudo, y me habla en una voz tan suave que suena a deseo. —Sofia, me hubieras dicho que era tu primera vez. —Me dio pena… —digo jadeando como respuesta a sus caricias. —No tengas pena conmigo por favor… no sé qué va a pasar entre tú y yo, no sé qué vamos a vivir, pero quiero que sepas que me gustas mucho y no sé cómo decirlo, creo que es la primera vez que lo voy a decir —dice divagando y dejándome de acariciar para mirarme fijamente a los ojos. — ¿Qué cosa Nicholas? — digo acariciando cada una de las palabras. — Me estoy enamorando de ti Sofia, te quiero mucho —dice de forma forzada, como si le costara —y temo enamorarme aún más… —Yo temo lo mismo, he escuchado tantas historias… —Entonces no pensemos en cosas tristes, yo aún estoy peleando con mi alcoholismo y por eso me da miedo enamorarme, no podría pelear con ello si las cosas no funcionan… — Nicholas… no te aceleres por favor, si nos enamoramos lo solucionaremos… —Me parece buena idea —me da un beso y me vuelve a acariciar suavemente — sabes, gracias a ti, no he vuelto a tomar, cada vez que estoy a punto de recaer por algún motivo apareces y haces que piense en otra cosa. — Entonces voy a seguir interviniendo para que no recaigas… —Esa idea me gusta…—sonríe para luego besarme. Pasamos la noche conversando de tantas cosas, de nuestras vidas, nuestros miedos, nuestros sueños y deseos, pero cuando me empieza a dar sueño me levanto de la cama para irme a la otra habitación, la que se supone que es la mía esta noche. —¿Para dónde vas Sofia? — pregunta preocupado. —Para la otra habitación, se supone que es la mía. —No, tú te quedas a dormir conmigo, claro si quieres – se apresura a decir. —Si, si quiero, solo pensé que… nada. Me acomodo a su lado y duermo entre sus brazos hasta que el sol se cuela por la ventana y el sonido de un televisor a todo volumen con un niño cantando a viva voz nos hace despertar.
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