Después de horas recibiendo varios mimos por parte de su nana, Adriana finalmente salió de la habitación para cenar con su familia. Sería la primera cena con todos los Oliveira reunidos después de tantos años separados. Pero antes de la cena Adriana y Becca decidieron dar un paseo por la mansión. —¡La casa en la que vivía cuando estaba con mi madre en Alemania era enorme, pero esto es… ¡Wow, gigantesco! –Dijo Becca girando sobre su eje impresionada con la mansión de los Oliveira y Adriana sonrió con condescendencia. –Aunque te confieso que la decoración es un poco “oscura”, ¿no crees?...ya lo sabes, tonos fríos y algo lúgubre. —Mi padre no soporta los colores fuertes y todas las cortinas están hechas para que no entre mucha claridad. –Explicó Adriana. —Digamos que mi padre solo es fel