Me despierta un movimiento brusco, por lo que me levanto enseguida suponiendo que algo grave ha pasado, pero al contemplar mi alrededor me doy cuenta de que en realidad nos hemos detenido a mitad del bosque o al menos eso es lo que supongo al ver árboles imponentes.
—¿B-bastian?—mi voz suena angustiada, quizás porque el sitio está oscuro y no logro ver nada más que las copas de los árboles sobre mí y por supuesto el firmamento y las luces de las estrellas.
En ese momento una llamarada se enciende no muy lejos de mí y descubro que se trata de una antorcha improvisada. Es gracias a la luz que emiten las llamas que veo que ha sido Valois quien la ha encendido.
—¿Te desperté?—cuestiona mientras se aproxima a la carreta y yo, como una niña pequeña gateo hasta él, asustada porque no sé donde
