Escucho el sonido del viento acariciando los muros del palacio, hay tanto silencio que aterra y no precisamente porque le tema a la oscuridad de la noche o a un monstruo creado a partir de mi imaginación y de mi ansiedad a estar sola, sino porque precisamente han pasado varias horas desde que Valois estuvo aquí.
No ha vuelto.
Debería estar dormida, después de todo es la primera noche que me deja sola y la que yo debería aprovechar para descansar y recuperar fuerzas porque no sé como es que estado viviendo mis días sin caer rendida, pero a pesar de la oportunidad, mi cuerpo se niega a conciliar el sueño y en vez de eso estoy pensando en ese hombre.
Lo odio.
En mi vida odié a muchas personas, pero ahora que lo pienso, el odio que sentí entonces no se compara con lo que siento por este ho
