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Me siento abrumada cuando el reino entero celebra sus muertes, incluso me parece que estoy a punto de desmayarme, me doy la vuelta y enseguida intento apoyarme del trono, pero al alzar mi mano mi fallo y el peso de mi cuerpo se cae hacia el frente, pero antes de caer al suelo, el mismo hombre que se hace pasar por mi esposo me sostiene. —Tranquila—me dice, pero yo niego con la cabeza porque no entiendo qué está sucediendo, es decir, no comprendo por qué el pueblo está feliz de ver morir a mis amigos. —¿Cómo quieres que permanezca tranquila después de lo que me has hecho?—protesto mirándolo de reojo. Él me ayuda a levantarme y peor aún me sienta sobre el trono y yo debo desviar la mirada para no ver los cuerpos colgados de esas personas. Siento que mi cuerpo tiembla, pero en cierto momen