Me levanto sintiendo dolor entre mis piernas, así que me quedo quieta un momento, temerosa de que alguna gota de líquido carmesí vuelva a escurrir por mis piernas, pero no sucede nada, así que me muevo con un poco de dificultad hasta el armario de mi madre en el cual solía jugar cuando era niña.
Cuando llego descubro que todos los vestidos fueron saqueados y siento una especie de dolor en el pecho, nostalgia porque ese maldito quiso borrar toda huella de mis padres una vez que piso el palacio. ¡Cuanto lo odio!
Sigo mi camino hasta una de la paredes, la cual un día empuje por accidente, esta cedió ante mi cuerpo infantil de aquel entonces. Recuerdo que mi nana me dijo que este lugar era peligroso y que no debía entrar, pero años después supe gracias a una conversación que en el palacio ha
