La luz del sol me obliga a despertar y por supuesto mi ojos se niegan a hacerlo, así que me doy vuelta y me arrellano en mi sitio, pero al intentar volver a conciliar el sueño siento el espacio vacío de la cama que esa noche ocupo Valois para dormir. Abro los ojos con lentitud y al ver ese espacio vació siento algo que me oprime el pecho, pero no sé exactamente que es. Suspiro sintiendo mi cuerpo pesado y adolorido, por lo que deduzco que no tendré especialmente energía para trabajar este día y aunque he aceptado hacer los preparativos para las presentaciones de la aristocracia de Valois, pienso que lo mejor, al menos por hoy será descansar; sin embargo, tal vez deba ponerme el camisón antes de que Rossette venga como cada mañana. Me levanto de mi sitio, descubriendo que incluso mis braz