Capítulo 15

1302 Words
El cuerpo de Alba se tenso al momento de sentir el clímax en la flor de su feminidad, al mismo tiempo que emitida un sonoro gemido placentero. Alejandro se apartó de ella y se desvistio como si lo hubiera hecho mil veces antes, tan ágil y tan rápido como si no estuviera ebrio. Entonces, acomodándose sobre la entrada de Alba, acomodo su virilidad y poco a poco fue introduciendola, sintiendo el calor de su vag*na mientras la pe*etraba lenta y satisfactoriamente. —¡Oh, cielos!—musito Alba al sentir el grosor de la virilidad de Alejandro, muchas veces esa semana lo había espiado sigilosamente, su trasero, pero sobre todo su parte delantera, justo en la bragueta, donde se notaba un paquete grande, solo que no imagino que fuera realmente grande. Alba se aferro al cuello de Alejandro, mientras él terminaba de deslizar su mi*mbro en el interior de ella y solo entonces cuando Alejandro lo introdujo todo, ambos se quedaron quietos, mirándose el uno al otro. Alejandro sabia que la mujer frente a ella no era Victoria, pero en su desconcierto, había olvidado quien exactamente lo había acompañado esa noche y por ende, con quien se estaba acostando. No quiso hacerse preguntas innecesarias, lo hecho, hecho estaba y ya no podía volver atrás y lo cierto era qué realmente no quería volver atrás, así que de poco en poco comenzó el vaivén entre ambos. En la habitación se escuchaba un extraño sonido, el sonido del choque de sus cuerpos, del sudor de sus cuerpos, de sus fluidos. Alba no dejaba de emitir gemidos sensuales qué seguían excitando a Alejandro, lo que causó qué su ritmo se incrementará aun más, hasta que el choque de sus pieles era un sonido constante y sonoro. Alejandro tenia mucha tensión acumulada en el cuerpo, tensión qué estaba desatando sobre el cuerpo de Alba. En cierto momento, aquel acto qué prometía ser tan solo un desliz, se fue convirtiendo en otra cosa cuando Alba se atrevió hacer una cosa que Alejandro no esperaba. Volvió a besarlo, con devoción y ternura, un beso firme y cálido. —Te deseo—musito Alba en cierto momento causando conmoción en Alejandro. Él no queria volver a pensar en Victoria, al menos por esa noche, así que se concentro en la chica que tenia frente a él y quién tenia las piernas bien abiertas a su merced. Alba sabia lo que hacía, sabia que el hombre que estaba poseyendola era su jefe y aun debia llamarlo señor, se suponia que en forma de respeto, pero entre los dos ya no había ni una pizca de dignidad y mucho menos respeto. —Señorita Torres—expresó, Alejandro tratando de recordarse a si mismo con quien estaba acostandose esa noche. —Licenciado Olmedo—musito Alba en cierto momento con una sonrisa pícara y coqueta. Alejandro comenzó tomar un ritmo qué a Alba le fascinó y le hacia gemir, el placer le llevo a creer que era igual que un animal en celo en busca de más y más, por lo que abrazo la cadera de Alejandro con sus piernas obligándolo a tener una mayor profundidad en sus embestidas. La mano de Alejandro viajo por el abdomen de Alba hasta tocar sus pezones, los cuales estaban igual de erectos que su mi*mbro y al momento de encontrar su pecho lo apretó con fuerza, pero el dolor que le inflingio a penas era mínimo, Alba gimio con ímpetu, cuando su otra mano comenzó a estimular su clít*ris mientras seguía foll*ndola. Era algo que no había conocido en su vida, le encantaba y fascinaba, pero lo peor de esa situación es que no iba a volver a repetirse y posiblemente, igual se quedaría sin trabajo. —Más duro—suplicó Alba refiriéndose a la velocidad, queria que lo hiciera más rápido y con más fuerza para fundirse esa noche con él. Una voz, quizás la voz de su consciencia le recordo que lo que estaba haciendo era una calamidad, porque no solo estaba comportándose como una ramera sino que lo que estaba haciendo tendría repercusiones tanto moralmente como laboralmente. ¿Podría actuar como si nada hubiese ocurrido al día siguiente? Mando al diablo a su moral, la cual sentía que estaba siendo traicionada por sus actos, pero su ira y su despecho se sentian complacidos, extasiados y sobre todo aplacados. Enseguida, Alba pensó en la cara que Victoria pondría al verla en la cama con su esposo, en lo indignada y furiosa qué estaría al ver que su esposo la había engañado precisamente con ella. Alba echó la cabeza hacia atrás, se sentia como una hembra que todo lo podía, así que tomó las mantas debajo de si misma para oprimirlas con fuerza, gimio, grito el nombre de Alejandro y entonces él aplicó más fuerza en sus embestidas, la sensación era celestial, pero no conforme con ello, Alba colocó sus manos sobre su pecho para lo obligarlo a detenerse, se retiro y enseguida lo obligó a recostarse para colocarse por encima de él y acomodarse ahorcadas montándolo como se debia hacer con los sementales. Alba movió sus caderas, las balanceo de arriba hacia abajo apoyándose con las rodillas, lo hizo lo más rápido que podía llevando el control de la situación. Le escuchó gemir, ese sutil sonido me dio ánimo para continuar, lo montó, sin descanso, sin tregua. —Eres fantástica—dijo Alejandro entre dientes para volver a gemir mientras cerraba los ojos y colocaba sus manos sobre sus caderas para seguir su ritmo. El cuerpo de Alba se movio al sentir un punto de quiebre, en el que se sintio fuera de si misma, se sintió más como una bailarina exotica, una cabaretera o incluso una chica de la vida galante, pero no era la misma chica que había sido humillada por Victoria. Someter a ese hombre a su antojo le hizo comprender que ella era la única que podia tomar el control de su vida, si al menos tuviera mas coraje, asi como lo hacía para montar a su jefe, para buscar su propio placer en el mi*mbro de ese increíble hombre. —Alejandro—logró musitar al sentir como algo explotaba dentro de ella, una sensacion de placer y alivio, una extraña palpitacion que le retorcia y la estremecia por dentro, era como si alguien hubiese abierto una ventana. Ya no sentia calor, pero si un tremendo frio que venía de él, era intenso, era glorioso. Las manos de Alejandro la obligaron a detenerse lentamente para pen*trarla con profundidad y solo asi se dio cuenta que esa pausa prolongada solo significaba que habia terminado. Alba agacho la mirada y se mordió el labio al verlo satisfecho, mientras qué la respiración de Alejandro aun era agitada, pero con los ojos cerrados trato de calmarse, quizas para comprender como había sucedido aquello, cómo habia terminado con otra mujer, una qué realmente lo deseaba. Alba se levantó, creyendo que seguramente Alejandro la despidiria en ese mismo momento, para olvidar y también para que no quedara ninguna prueba o pista del delito qué habían cometido, así que busco con la mirada el paradero de su ropa, pero en la oscuridad no pudo ver mucho mas alla de lo que ofrecian las lámparas, sin embargo, en un movimiento precipitado, Alejandro la tomo de la muñeca y la obligo a acostarse a su lado, la tomo de la cintura y la aprisiono entre sus brazos, no abrio los ojos, los mantuvo cerrados. Alba notó que la respiracion de su jefe comenzó a relajarse, imaginó que despues de tomar en exceso y despues del se*o, lo que haría sería dormir, así que al menos por ese momento,no opuso resistencia y se quedo a su lado hasta que él se quedara dormido y asi poder levantarse e irse.
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