CAPÍTULO DIECISIETE
Sergei abrió los ojos y rápidamente levantó las manos para cubrirlos ya que le ardían con la luz. Trató para ver dónde estaba.
Estaba tendido en el barro, en una pendiente pronunciada a la orilla de un río. Volvió a alejar de nuevo la cabeza de la luz y cubrió sus ojos, sentía como si tuviera un agujero en el cráneo. Miró hacia arriba, estaba debajo de una especie de puente desecho y se refugió en las sombras, retrocediendo más y más.
Finalmente, pudo respirar de nuevo, y poco a poco abrió los ojos. Evaluó su entorno, y de inmediato se dio cuenta de que estaba en Londres. De hecho, estaba bajo el puente de Londres, un puente que podía reconocer en cualquier lugar. Levantó la vista y vio la madera podrida debajo, vio los enormes cimientos de piedra en el otro lado as
