EL FAMOSO

1277 Words
En ese instante, Mali y piensa comer en uno de sus restaurantes favoritos, y le dice a su jefe: — Lo invito para que conozca el nuevo restaurante que abrieron en unas cuadras. — Ve tú, yo todavía no tengo hambre. — Bueno, si cambia de opinión el restaurante se llama “El Rincón Del Buen Comer”. — Bueno Mal, ve con cuidado. — Usted ya me hizo acordar de ese hombre que el policía estaba persiguiendo. Emmanuel no le presta atención a lo que dice Mali, y se va a trabajar a su oficina. Cuando Mali dice: — Parece que esa mujer lo trastorno. En ese momento, Mali se va almorzar, mientras Emmanuel se sienta al frente de su computadora y comienza a trabajar con las fotos de Georgina… En la noche, Emmanuel entra a su habitación privada. Y saca la última foto que le tomo a Georgina, y dice: — Sin duda, esta es la mejor. Emmanuel se prepara para poner la foto en la pared. Cuando se arrepiente, y dice: — ¡Está se queda conmigo! De inmediato, Emmanuel sale de la habitación y cierra esa puerta con llave. Y con la foto de Georgina mano derecha, se recuesta en su sofá, y dice: — Esta es la mujer que yo estaba esperando. En la mañana siguiente, Emmanuel llega al trabajo con una de sus mejores ropas. Y antes de bajarse de su vehículo, se echa un poco de loción en su cuello y se baja del vehículo. Cuando la joven de la playa choca con él por la espalda. Muy apenada, la joven le dice a Emmanuel: — ¡Discúlpame! — No, no, fue mi culpa, yo no la vi. — Realmente la culpa fue mía, si en plena calle no viniera leyendo ese periódico, seguramente no te hubiera chocado. Emmanuel recoge el periódico rápidamente, y se lo entrega a la joven, diciéndole: — ¡Esto es tuyo! — Gracias. — Mi nombre es de Emmanuel. — Yo soy Salma. — ¡Tu nombre se asemeja al hermoso rostro que tienes! Salma no sabe que decir. Cuando Mali sale del estudio, y le dice a Emmanuel: — Jefe, lo están esperando. De inmediato, Emmanuel le expresa a Salma: — Fue un gusto conocerte. — Igualmente. Yo también tengo que irme. En ese instante, Salma se va por su camino. Cuando Emmanuel entra a su negocio muy confiado de encontrarse con Georgina, pero ve solo a Piedro, y le dice: — Hola, pensé que venías con Georgina. — No era necesario que viniera, yo me encargo de todo. Emmanuel se enoja un poco por la actitud que le ve a Piedro, y le dice: — Pues no hablemos más y sigue a la oficina para que finalicemos todo lo que tenemos pendiente. — Bueno. Así tiene que ser. En ese momento, Emmanuel y Piedro entran a la oficina, mientras Mali se levanta rápidamente de supuesto y se va a escuchar la conversación en la puerta… Emmanuel pone su cámara en el escritorio. Cuando Piedro se sonríe en su espalda, y dice: — Estoy muy ansioso por el resultado de ese gran trabajo que se hizo ayer. Emmanuel le entrega las fotos a Piedro, el cual rápidamente abre el sobre y al verlas primeras fotos, dice: — ¡Fantástico! ¡Fue un estupendo trabajo!, si… debo de reconocer que eres el mejor. De inmediato, Piedro saca la otra parte del dinero y se la da a Emmanuel, y le expresa: — Cuéntalo. — Tranquilo. Yo confío en ti. Piedro le da la mano a Emmanuel, diciéndole: — Bueno, disculpa por lo de ayer. — Pierde cuidado. Tú eres el representante de Georgina, debes velar por su bienestar. — Lo único que quiero es que nos vaya bien. — Y les va a ir bien. En seguida, Mali regresa a su puesto. Cuando Piedro sale de la oficina y se despide de Mali con gran amabilidad. Emmanuel sale la Oficina mirando a Piedro fijamente, y le dice a Mali: — Quedas encargada. En ese instante, Emmanuel espera que Piedro se suba a su vehículo. Para luego correr y entrar al suyo. Y se pone a esperar que este arranque… Piedro se pone a ver las fotos de Georgina, y disfruta de cada una de esas. Cuando Emmanuel dice: — Que tanto hace este sujeto, ¿por qué no se va a dónde está Georgina? Emmanuel comienza a impacientarse. Cuando ve que Piedro enciende su vehículo y se va de ese lugar. De inmediato, Emmanuel enciende su vehículo y persigue desde lejos a Piedro… Minutos después, Emmanuel se detiene en un semáforo, y mira detenidamente el vehículo de Piedro. Cuando mira a su izquierda. Y ve a una mujer estresada porque lleva mucha prisa… Emmanuel vuelve a ver el vehículo de Piedro, y dice: — Concéntrate Emmanuel, no puedes dejar que se te escape ese vehículo, pero esta mujer se ve muy bien para tomarle una gran foto… si, lo voy a hacer. De inmediato, Emmanuel quita sus manos del volante y rápidamente coge su cámara profesional y sin que lo vea la mujer, le toma una foto. Cuando el semáforo cambia de color y Piedro comienza a alejarse. En seguida, Emmanuel acelera un poco su vehículo y logra tener a la vista a Piedro. Cuando esté llega al hotel del mar. En ese momento, Emmanuel ve entrar a Piedro a ese hotel, y dice: — Este se está quedando muy cerca de mi apartamento, ¡qué suerte! De inmediato, Emmanuel se baja de su vehículo y deja su cámara en el asiento derecho. Y se va al hotel. En ese instante, Piedro se reúne con Georgina en la habitación diecisiete, y le entrega las fotos, diciendo: — Quedaron espectaculares. Georgina se sienta en la cama, y dice: — ¿Ahora que hay que hacer? — ¿No te gusto? — Sí, me encantan, quedaron muy bonitas. — Ahora voy a llamar a un amigo para reafirmar una cita y así mostrarle estas fotos. Para que entres directamente a un concurso de belleza que se va a hacer dentro de un mes aquí en España. — Se te olvida que yo soy italiana. — No importa. En recepción, Emmanuel hace que la recepcionista y una empleada de oficio pierdan la cabeza cuando lo ven. Haciendo que se desconcentre en sus trabajos. Emmanuel le dice a la recepcionista: — Disculpa. — ¡Espere!, ¿usted es el gran fotógrafo Emmanuel Rodríguez? — Si, soy yo. La mujer coge la mano derecha de Emmanuel, y le expresa: — Yo soy una gran admiradora de su trabajo. — ¿Acaso me conoces? — ¡Si te conozco! — ¿Estuviste en mi estudio en alguna sesión fotográfica? — No, lo vi en un comercial que sale usted junto a Farinya la modelo. Emmanuel se acuerda de este comercial, y dice: — Ah, ese comercial, pero es viejo. — No, cómo crees. Emmanuel se acuerda de Georgina, y le expresa a la recepcionista: — Necesito un gran favor de tú parte. — Lo que sea, solo te usted dígame. La empleada de oficio se queda mirando a la recepcionista. Cuando Emmanuel se acerca un poco más a la recepcionista, y le dice: — Necesito el número de habitación del hombre que acabo de entrar. — Eso es confidencial. — Hazlo por mí. Es que él es un gran amigo y quiero darle una sorpresa. Cuando yo toque su puerta. — Bueno, esto lo hago porque es usted… el señor Piedro se está alojando aquí junto a una mujer. Y las habitaciones son la número diecisiete y dieciocho. — Gracias…
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