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Sebastián mira a su esposa con mucho asombro, y luego le responde a Emmanuel: — No entiendo, ¿recién nos conocemos y usted nos pide eso? — ¿Y qué tiene de malo? Usted y su esposa Dorelia me han caído muy bien. De inmediato, Dorelia deja de arreglar un perro caliente, y le dice a Emmanuel: — Gracias señor, nos sentimos muy alagados que un señor como usted nos tenga en cuenta para algo así… y aceptamos ser su testigo. Sebastián le dice a su esposa: — ¿Por qué opinas por mí? Emmanuel les dice a los dos: — No vayan a pelear por eso. Sebastián mira a Emmanuel, y le expresa: — Aceptamos, ¿cuándo es la boda? — Es mañana en la mañana, y va hacer en este lugar. En seguida, Dorelia le dice a Emmanuel: — Entonces, mañana estaremos puntuales aquí, y de nuevo gracias por es