Prólogo
Desde tiempos remotos ha existido una eterna lucha entre el bien y el mal, un deseo de demostrar quién merece la destrucción, a pesar de que, para hacer un juicio al respecto, sería necesario, primeramente, encontrar una verdadera definición de lo que es “el bien” y “el mal”. Construcciones sociales se han dado a lo largo de la historia intentando explicar el porqué del uso de uno u otro término, pero… ¿existe una forma crítica de realmente definirlos?
Critican al bien por creer que ser bueno representa ser puro, ser casto, vivir en una falsa perfección, pero no es así, en esa falsedad es que se esconde el verdadero rostro del mal, y es eso lo que atrae a muchos al “lado bueno”, conforme a principios sociales impuestos. Por otro lado, la maldad está en todas partes y su fruto crece cada día más en la humanidad, se arraiga y se transforma en un árbol que requiere de cada vez más oscuridad y más “maldad” y que puede ennegrecer y perturbar la paz de ese tan extraño mundo.
Por ello es por lo que siempre observo ese mundo, más allá de ser lo que se me ha asignado por mi trabajo. Pero siempre mi intención ha sido sentirme en unión con aquellos que son realmente buenos y a quienes deseo llegar a tratar algún día como iguales, si pudiera acercarme a ellos, claro está. No obstante, sé que esto no será posible, y menos si mi encomienda ha sido la protección de los humanos, la cual cumplo a distancia, sin acercarme, pero anhelando conocerlos cada día más.
Ahora bien... todo lo anterior no es más que una mera divagación que este servidor angelical ha tenido, porque, al fin y al cabo, todos esos conceptos han sido creados por la sociedad humana.
¿Por qué tendrían que afectarme a mí, que se supone que soy un “ser superior”?
Y yo, más allá de lo que proponen en ese mundo terrenal y contrario a los principios impuestos por las religiones y los gobiernos humanos, he de reconocer que tengo muchos defectos, y a pesar de ser un ángel, me amo por cada uno de ellos, pues no hay mayor perfección que la misma imperfección, y creo que es ahí en donde yace la mismísima esencia del bien.
O al menos del bien que me han enseñado, pero también podría equivocarme y ser nosotros los malos, ¿no? Probablemente nunca lo sepa.
Y es que ya hace muchísimos años que existimos, mucho más atrás que lo que llaman “La Creación”, cuando el Planeta Tierra empezó a existir, llegando al punto de que muchos de nosotros hemos olvidado nuestros propios orígenes.
Anteriormente, este mundo en el mundo en que vivimos los que aquellos llaman “ángeles” era el único en el universo, hasta que se fue expandiendo por el poder de nuestro Maestro, nuestro Padre, al que muchos humanos llaman Dios, otros Alá, otros incluso niegan su existencia… pero a fin de las cuentas la verdad es que, sea como sea, ha dado la vida a estos humanos.
Siempre he querido ir a La Tierra, tal vez algún día eso pueda suceder, y así escribir mi propia historia, una en la que realmente pueda decir que comprendí finalmente los conceptos que los humanos han denominado “el bien” y “el mal”.