Cuenca- Azuay, Ecuador. Joaquín abrió sus ojos y estiró su brazo, frunció el ceño al notar que María Paz no estaba, entonces se incorporó y comprobó que aun su bolso y el resto de cosas permanecían en la habitación. Enseguida el joven se puso de pie y la buscó, entonces la encontró en la terraza, y la contempló como si fuera una obra de arte. María Paz miraba desde esa altura la ciudad, bueno en realidad mantenía su vista en el horizonte mientras una bruma de neblina se iba levantando y los rayos del sol abrigaban la urbe. La jovencita estaba envuelta en una frazada y en sus manos sostenía una taza de alguna bebida caliente. El joven colombiano se acercó con lentitud para no asustarla, entonces apreció la bella panorámica de la ciudad, miró como los techos de las casas mostraban teja