Joaquín giró su cara, la miró con atención y retiró del rostro de ella varios mechones de cabello que el viento agitaba. —¿Qué secreto es ese? María Paz mordió sus labios. —¿No te vas a burlar de mí? —Lo prometo —respondió. —Cuando yo era niña leía los cuentos de hadas, y siempre decía que me quería casar con un Duque —confesó y presionó sus labios. Joaquín ladeó una sonrisa, y la observó con ternura. —Este Duque no está disponible para el matrimonio. —Bromeó divertido. Paz golpeó el hombro del joven con su puño. —Me refería a un Duque real —mencionó—, aunque contigo yo me casaría sin pensarlo. —Enfocó su mirada en los ojos de él—, pero eso será más adelante, tengo muchos planes en mi vida —aseveró con orgullo. —Espero estar en la lista de proyectos —habló Joaquín y le ac