“Solo quiero una noche llena de ternura. Que me ames para amarte olvidando el ayer…” Los Inquietos. *** Luego de unos minutos cuando el torbellino cesó, Paz retiró su rostro del cuello de él. —Es mi turno —mencionó batiendo sus pestañas. Joaquín la miró extrañado. —No comprendo —comentó, entonces ella deslizó su mano hacia la virilidad de él—, quiero hacer lo mismo —propuso, y empezó a acariciarlo, y por más que Joaquín habría querido decir que no, la cordura desapareció de su mente, al momento que sintió la lengua de ella recorrer su cuello. —Mi reina...—Gruñó presionando sus dedos en la cintura de ella, entonces frunció el ceño cuando la chica se detuvo. —¿Qué sucede cuestionó? María Paz sonrió y bajó de la barra, enseguida sus dedos acariciaron el pecho del joven y luego lo