A la hora pautada estaba fuera del edificio. Unos minutos después alardeando de su puntualidad llegó el auto brillante y n***o de George. No lo conocía, pero lo saludé con entusiasmo emocionada por ir de compras. El muy serio y callado chofer no hablaba casi nada, me pregunte si su contrato también era de confiabilidad. Habría visto y escuchado muchas cosas estando al volante, quizá era muy curiosa y ya se sabe lo que dicen de la curiosidad. - Debes de haber llevado a muchas mujeres en este auto – pregunte al aire y extrañamente me contestó - No tantas como cree, pero sé específicamente a donde llevarla no tenga cuidado - Me imagino la clase de tiendas a las que iremos – dije irónica – ¿puedo pedirle un favor?. Usted lo conoce y tengo realmente que impresionarlo esta noche necesito q