—*Casi un año atrás*— Suburbios del Sur. Fresnes, Francia. . Respiré profundo al bajar del taxi y verme frente a aquella larga y deprimente extensión de muro gris de concreto armado, cerca electrificada, alambres de púas, y guardias armados rondando el perímetro, mi corazón latía con prisa y mis dedos estaban casi congelados de los nervios. Empecé a dudar si había sido una buena idea ir hasta allá, mi abuela me mataría si lo supiera, pero sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos, ya no era momento de dudas, había tomado una decisión y la había tomado por una razón. «Quiero conocer a mamá», me dije como un intento de darme ánimos para entrar, por primera vez en mi vida, a un centro penitenciario. Lo cierto es que, según me llegó a contar mi abuela, había ido un par de veces sien