Y noto claramente como sus manos se hicieron puño en cuanto hice la pregunta.
─Ella, no era tu abuela. ─dice, se siente como al decir "NO" se escucha un rugido por salir.
No lo conozco tan bien como para insistir en el desafío de preguntas.
─Cómo has escuchado, mañana por la noche hay una mascarada, en ella se te presentará en sociedad. Espero el baile formal sea de tu agrado, además de su destreza uno de los talentos ocultos.
─¿Debo usar esos vestidos en mi habitación? .
─No. en absoluto. ─se detiene y gira hacia mí, justo frente a la puerta de la habitación que me dieron. ─Para cada evento importante, se te otorgara un vestido nuevo, de los detalles se encarga tu doncella. Eres una princesa ahora. ─dice.
Se acercan silenciosamente dos damas, de las cuales ya me olvide su nombre y abren la puerta. La doncella que se aparece como por arte de magia, se inclina ante nosotros y ofrece su brazo .
─Yo puedo sola . ─digo y entró enseguida cerrando la puerta tras de mi.
No se porque, pero entre en pánico y solo quiero estar sola por una vez en este dia,
He pasado años de mi vida prácticamente sola, antes me gustaba que fuera así, y ahora siento que tanta atención me ahoga, el aire me falta, mis manos tiemblan, sin darme cuenta lágrimas caen de mis ojos.
─Princesa, ¿Se encuentra bien? ─Pregunta la doncella tras la puerta .
─Estoy bien. Necesito un momento a solas. ─digo dejando salir el aire que siento se atoro en mi garganta.
Seco mis lágrimas rápidamente, miro al techo, como si eso sirviera de algo, como si de eso dependiera las secuelas de mis lágrimas.
¿eso es una pintura ? ¿Quien pone una pintura en el techo?
Eso último saca una sonrisa involuntaria en mi. Suspiro hondo para darme valor, por lo menos puedo respirar ahora.
Abro la puerta y ahí está de nuevo, el rey, la doncella, las dos muchachas que abrieron mi puerta y ¿seis escoltas reales? ¿Para que? Menos el rey, claro.
─¿Podría estar sola un momento?, quiero descansar.
─Claro. ─dice el rey. Se voltea al dar pasos, todos se inclinan nuevamente y lo ven retirarse. Así mismo me volteo y regreso a mi habitación.
Cerrar esas puertas, me da un alivio realmente inmenso . Jamas creí que unas simples puertas y absoluto silencio podría causar tal sensación.
No he llorado por mi abuela, ni una sola vez. No se porque hasta ahora no había notado eso.
De pronto, la enorme cama cubierta de seda y varias almohadas en ella, se ve tan acogedora.
Me dejo caer en ella, como quien se deja caer en suave algodón, y ciertamente en cuanto mi cuerpo logra tocarla, así se siente .
Inicio de flash back
Una pequeña niña, con un overol celeste decorado con flores en su bolsillo frontal, corre sin parar por un sembró de maíz, mientras huye de unas gallinas alborotadas .
─Falú, las damas no corren, caminan. ─recrimina molesta una mujer muy recatada, cuyo rostro tiene un impecable cuidado.
─No soy una dama, soy una granjera. ─la corrige la niña con una gran sonrisa .
Fin de flash back
Princesa Ana.
Ana Lancasther, hermosa, inteligente, tan valiente como rebelde, alta, esbelta, poseedora de una belleza inigualable. Cabello ondulado color cobrizo, más cercano al rojo fuego, ojos avellana, mirada penetrante y fuerte, capaz intimidar a cualquiera.
─Lo dejaras pasar... ¿así de fácil?... no es muy típico de ti. ─dice Ana, mientras Violeta, sigue de pie, casi petrificada.
─¿Cenicienta? ─sonrió con maldad . ─no tiene importancia alguna.─Tu rey a dicho que es tu hermana. ¿quieres que se entere lo que haz dicho? ─se burla su hermano desde la puerta.
─Nuestro rey, nuestro padre, dio una orden a los sirvientes, no ha nosotros. ─espeta saliendo molesta del gran salón.
─Dante, acaricia su propio mentón con una sonrisa maliciosa. ─estamos completamente seguros, de que le hará la vida imposible. ¿verdad?
Ellos estallan en risas, a mas no poder.
─Mientras no se meta conmigo o Verna, por mi esta bien.
Se va sin más.
─En serio ama a ese animal. ─suelta asqueado.
Dante, como todos los días, sale del castillo para cabalgar más allá de lo que linda su territorio.
Flores lilas, rosas, nubes muy celestes, siluetas de diferentes aves en color melón, el techo puede ser tan relajante y estresante a la vez.
No se donde estoy, no se realmente que hago o porque mi abuela no me ha dicho nada sobre ellos. ¿y si me confundieron con alguien más? ¿y si esto termina pronto, que haré?
Acostada en la enorme cama, viéndose a sí misma muy pequeñita.
Todo es muy confuso para ella, no se atreve hablar por miedo a quedar realmente sola en el mundo, pero a la vez aún no ha procesado el trauma de la muerte de su abuela.
Se gira de lado en posición fetal, se abraza a sí misma, cierra los ojos con fuerza, tratando de recordar algún momento con su abuela sonriendo.
─Princesa Amara, ya es hora. ─Dice mi doncella fuera de la habitación.
─¿Hora de que? ─digo dejando salir el aire que me ahoga. Tengo la mente en blanco, no es intencional.
─Hora de la cena, princesa.
Pone sus ojos en blanco cubriendo su cara, la presión de sentirse tan cómoda en una casa que no es la suya, con una familia que no conoce, empieza a tener peso en ella.
─¿Necesita ayuda? ─insiste la doncella, al escuchar mis pasos.
─Estoy bien. Si necesito ayuda lo diré. ─responde ya algo molesta por la presión.
Camina por la habitación, hago este recorrido por primera vez, viendo a detalle cada espacio.
Su cama es alta, de madera tallada a la perfección con detalles de coronas y diamantes incrustados en la cabecera,
Los retorcijones en su estómago, acompañado de un enorme vacío la hacen caer .