—Disculpe señorita, no estoy autorizada a darle esa información —responde con una sonrisa plástica y se va .
Por lo visto nadie piensa decir nada.
Frustrada se deja caer, casi alcanzando el nivel máximo de resignación .
Mientras tanto en algún lugar...
El sol intenso obliga a las damas a quedarse algo distantes de las carreras, hablan entre ellas y se miran sus elegantes vestimentas, mientras los hombres quienes eufóricos gritan el nombre del caballo al que le han apostado.
La realeza está en la carrera, todos apostando por sus caballo, pero un príncipe, el soltero más codiciado sobre su caballo, justo en este momento cruza la meta, consagrándose como el campeón invicto una vez más.
La gente en su algarabía se acercan a él, así como la prensa para fotografías y más.
Todos están felices menos su padre, quien aunque está molesto, debe disimular ya que las cámaras no lo pierden de vista.
—Sabes que tu prometida llegará hoy ¿verdad? —Regaña entre dientes discretamente ante los medios el Rey a su hijo mientras los fotografían.
Incómodo, molesto y cansado, así está el heredero al trono más rebelde de la realeza, pero disimula todo aquello, dibujando su característica línea un poco curva en sus labios, reemplazando una sonrisa.
Tan pronto se empieza a dispersar la gente ante la negativa de comentarios acerca de su victoria, su padre acecha nuevamente.
—Tienes que estar en casa, hoy antes de la cena y no quiero ninguna escusa. —dice su padre molesto ante su silencio.
—Padre, con todo respeto. —se inclina a él, al voltearse —te pedí tiempo no estoy listo para el matrimonio, lo sabes —enfatiza quitándose el casco apresurado para tomar su móvil que no para de sonar.
—Pediste libertad, para hacer con tu vida y tus decisiones lo que desees durante todos estos años, has tomado toda la libertad que pediste, pero hubo un cambio de planes, es hora —advierte cariñosamente a su hijo.
Sin embargo no parece hacerle gracia a su hijo ya que su rostro refleja desagrado y molestia.
—¡Una fotografía Altezas! —dice acercándose alguien, y casi por instinto ambos sonríen ante las cámaras.
Muchos se inclinaba ante el Rey y muchos más pedían su permiso para fotografiarse con su hijo, quien no solo es su primogénito y campeón estrella, sino además es multimillonario y el soltero más codiciado de la realeza.
—Padre saldré de viaje hoy a Londres y volveré hasta dentro de dos semanas —.Advierte antes de salir corriendo al auto, tratando de huir de su padre.
El personal de seguridad aparta a toda la prensa del rey tras un ademán suyo, y este se acerca a su hijo.
—¡No lo harás!. Tu y yo, ya lo hablamos, tenemos que anunciar tu compromiso así como el de tus hermanos, sin más vueltas.
—Creí que era mi elección —.mira con decepción a su padre —.creí que quienes estaban abogadas hacerlo sin protestar eran las mujeres —.suelta con sarcasmo.
—No. !Ya no lo es!. Deja el sarcasmo, es de conocimiento público que lo detesto —.Enfatiza dando por terminada la conversación.
El trayecto hacia la mansión cada quien atiende sus asuntos en su móvil.
—Mañana en la noche llegan tus tíos,y tú prometida, te quiero puntual y decidido —.se bajó del auto de su hijo y subió al suyo.
Bastian Valdemir.
Bastian Valdemir de 25 años, alto, cabello ondulado, rasgos impecables y músculos bien definidos, el soltero más codiciado está molesto, con su matrimonio se acaba sus libertades, no más viajes, no más aventura y diversión ya que sería un hombre de hogar y nada más.
Sentía que se estaría matando, encarcelando al casarse, así que lo prolongaba lo más que podía y ahora estaba furioso ya que su padre amenazaba todo eso.
— ¡Claro que no!, era mi elección — alega solo en su auto.
Viajaría a Londres a pesar de las palabras y advertencias de su padre, pues tiene proyectos a largo plazos que darán inicio en aquel viaje, de los cuales su padre no tiene conocimiento.
Al llegar al aeropuerto privado y exclusivo para la familia real, mientras camina sumergido en sus problemáticas reglas familiares al avión es observado por alguien que para él no existe.
Aunque pasaron apenas a solo unos metros de distancia, él está demasiado molesto con su padre, distraído y con varias reuniones pendientes, como para mirar más allá de eso. Ella... Apenas puede distinguir lo bueno de lo malo en esos momentos.
Así, que mientras Falú mira todo a su alrededor al ser la primera vez en salir de su pueblo, aquel aún desconocido subía a su avión privado con destino a Londres donde haría su voluntad aún después de la riña con su padre y sus advertencias.
Falú, ansiosa, temerosa de lo nuevo y desconocido camina junto aquellos hombres que la han trasladado hasta cierto punto en contra de su voluntad.
Todo la mantenía sorprendía, bajar del avión, el auto en el que subiría sin pregunta alguna. Si bien tenía muchas dudas, la carcomía desde dentro sus nervios.
Él, no la mira e ignora su existencia camina a paso firme hasta la puerta de su auto, ella camina ignorando toda existencia a su alrededor, nerviosa por su futuro incierto, da tropiezos hasta la puerta del avión, pero los dos en ese momento sienten un escalofríos que recorre su cuerpo.
Bastian, mira su piel erizada sin sentido, mira a su alrededor con una sensación extraña en si, Falú quién tenía apoyada su mano en la puerta, asume que ha sufrido algún tipo de cortocircuito, al quitar su mano del auto, nota su piel erizada, una corriente recorre su cuerpo y suelta un suspiro al mismo tiempo que Bastian.
Miran por el rabillo del ojo, con la sensación de que alguien está junto a ellos.
Él, puede sentir miedo, desesperación, curiosidad.
Ella, siente furia, dolor, angustia, un gran peso de responsabilidad.