¡Madre mía! Ni que nos hubiera descubierto en medio de una orgía salvaje.
Salimos ante la mirada de reproche del director sin soltarnos la mano.
- Parece que vamos a tener problemas – dijo Yoongi cuando ya nos habíamos alejado.
- Eso parece – afirmé, y sonreí.
¡Estaba saliendo con Min Yoongi! Eso empequeñecía todos los problemas del mundo, hasta el que pudiera tener con el tío Seokjin si se enteraba. Si ni siquiera quería que llevara amigos a casa, no quiero imaginarme qué diría de un novio. Pero, de todos modos, siempre estaba de viaje.
En esos instantes era la chica más feliz del mundo.
Fuimos de la mano hasta la clase de historia, que todavía no había comenzado. En el pasillo el profesor hablaba tranquilamente con el señor Webber, y Jungkook charlaba con otros chicos. Nos miraron sorprendidos y yo me sonrojé. Yoongi se despidió de mí con una caricia en el hombro y un "hasta luego". Jungkook me miró de arriba abajo, miró a los profesores y me llevó a donde no pudieran oírnos.
- No me digas que entre tú y Min hay algo – quiso saber sin rodeos, y parecía bastante preocupada.
Asentí.
Jungkook me sacudió de los hombros y buscó mi mirada.
- ¿Te has vuelto loca? ¿Quieres que te pasa como a las otras? – preguntó indignada – Te va a hacer daño.
La miré irritada. Conocía la fama de Yoongi, pero esta vez era diferente.
El profesor nos interrumpió:
- Me gustaría empezar, ¿tienen la amabilidad de entrar en clase? – dijo impaciente.
Se lo agradecí; no me apetecía darle explicaciones a Jungkook.
- Estas enamorada, ¿verdad? – dijo, enfadada.
- Sí.
Jungkook suspiró y suavizó su gesto.
- Si te hace daño y quieres hablar con alguien – dijo acariciándome el brazo – llámame cuando sea. ¡Prométemelo!
- ¡Hagan el favor, señorita Ahn, señor Jeon! – insistió el profesor queriendo cerrar la puerta.
- Aunque no sea necesario, te lo prometo – asentí – Gracias de todos modos, Jungkook.
Contuvo una sonrisa, y entramos en clase. Durante toda la clase sentí las miradas de los demás, sobre todo las de las chicas. También Jungkook me miró de reojo en varias ocasiones. Parecía no estar segura de si insistir para que me olvidara de él.
Quizá pensara que pondría en peligro nuestra amistad.
Yoongi me esperaba a la salida de clase. Saludó con la cabeza a Jungkook, que salía conmigo y lo escrutó como diciéndole que anduviera con cuidado. A mi me sonrió y me flaquearon las piernas.
No acababa de creer lo que estaba pasando, tenía miedo de que mi despertador me sacara del sueño.
- Hola – dije luchando contra la bola en mi garganta.
- Hola – contestó sonriendo más aún.
Su voz era de terciopelo n***o, el chico antipático que mataba con sus miradas había desaparecido. Ahora sabía que sólo había sido así para mantenerme a distancia. Me reí por dentro, el plan no le había ido muy bien.
- ¿Vamos? – preguntó señalando la secretaría.
Reprimí un suspiro y me despedí de Jungkook. No íbamos cogidos de la mano – aunque sí lo suficientemente juntos como para que de vez en cuando nuestras manos se rozaran.
Todo el mundo se volvía al vernos pasar. No sabía que él y su novia levantara tanta expectación, éramos la comidilla de todos. ¿Así se sientes los animales en el zoo? Algunas chicas hasta me lanzaban cuchillos con la mirada. Madre mía, ¿cómo podía aguantar Yoongi esa presión todo el tiempo?
En la secretaría, la señora avisó al director, que nos miró con desaprobación.
Nos invitó a sentarnos. Lo hice con actitud sumisa, dispuesta a rebajarme, deslumbrada por el sol que entraba por la ventana que había detrás del director.
Yoongi se quedó de pie, con los brazos cruzados, apoyado en una cajonera, de manera que no le diera el sol en la cara. Entre sombras parecía amenazante.
Al director no le gustó tener que levantar la mirada para hablarle, pero no quiso decirle nada.
- Lo que presencié en la sala de ordenadores no se va a repetir, señor Min – empezó sin rodeos, y mirando a Yoongi – No voy a tolerar que manche la reputación de otra alumna del centro de estudios, aléjese de ella.
Miré a Yoongi sin poder creer lo que estaba escuchando. Él, con la cabeza inclinada, ni se movió ni dijo nada.
- Me alejaré de Hana – dijo al fin, y me quedé sin aire hasta que prosiguió – siempre que ella me lo pida.
- Hará lo que yo le diga, señor Min – añadió el director rojo como un tomate.
Temía que le diera un infarto en cualquier momento
- Y no crea que su desfachatez va a quedarse aquí – Yoongi sonreía ante las palabras del hombre – Espero que usted sea razonable – dijo, esta vez dirigiéndose a mí – y escuche mi consejo, señorita Ahn, no me gustaría tener que contárselo a su tío.
- ¡No hay derecho! – me oí exclamar decepcionada.
Me sentí impotente. ¿Quién se creía que era para decirme quién podía ser mi novio y quién no? Ni que fuéramos la única pareja del instituto. ¿Sólo porque nos descubrió dándonos un beso y tenía que dar ejemplo? ¿Porque no aguantaba a Yoongi? No quería saber qué pasaría si mi tío se enteraba.
El director hizo caso omiso de mi protesta. No le cabía duda de que, por lo menos yo, iba a atenerme a su mandato.
- Vuelvan a sus clases – se despidió.
Me levanté temblorosa y me dirigí a la puerta, pero Yoongi no se inmutó, apoyado en el armario, mirando al director.
- ¿Puedes esperarme fuera? – dijo tranquilo – Ahora salgo.
Temí que hiciera alguna tontería.
Pero le hice caso, salí y tuve la tentación de volver, pero pensé que sólo empeoraría las cosas.
Lo esperé en el pasillo.
Había hecho y deshecho el nudo de la correa de mi mochila como unas diez veces cuando apareció por la puerta.
Lo miré insegura.
- El director no va a molestarnos más y no va a decirle nada a tu tío – dijo antes de que yo diera un grito de alegría.
- ¿Qué le has dicho?
Por alguna razón, empecé a preocuparme.
¡Hasta aquí el capítulo!
Espero que lo disfrutéis muchísimo.
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Muchas gracias por el apoyo.
Historia adaptada.
Original:
El beso del vampiro, por Lynn Raven Alemania.
(España en 2008)