Yoongi dudó un instante, sonrió pérfidamente, y dijo:
- Le dije que a los inspectores de educación no les haría ninguna gracia oír que un alumno había sufrido un accidente en clase de química por negligencia de una profesora, que además le tenía manía.
- ¿Le has hecho chantaje?
- No sé, puede ser, ¿se llama así? Qué palabra tan fea, ¿no? – su sonrisa se volvió malévola. No podía creer que Yoongi hubiera hecho eso – Está demasiado preocupado por la fama del instituto como para no tomarme en serio – Me cogió del brazo y murmuró - ¿Por qué no querías que se enterara tu río?
El tono en que formuló la pregunta fue como una punzada.
- No sé, por cómo pueda reaccionar.
Yoongi me miró esperando que le explicara a qué me refería.
- A mis padres los mataron durante un atraco en Nueva York – proseguí, jugando con la correa de mi mochila – Desde entonces él se ocupa de mí. Quería mucho a mi madre, aunque era su hermanastra. Por eso no me apellido Kim como él, sino Ahn, porque ella mantuvo su apellido aun después de casada. Mi tío está obsesionado con que me pase algo como a ellos. Hasta hace poco tenía guardaespaldas, que me acompañaban a todos los sitios, pero hace un año discutí con él, y ahora me deja ir sola. Aunque sigue sin querer que lleve invitados a casa...
- Y crees que no le hará gracia que tengas un novio.
- Seguro – asentí desalentada – Lo siento.
- No, ¿qué importa lo que quiera tu tío? Lo importante es lo que quieras tú. Mientras esté bien para ti, estará bien para mí. – sonrió, se colocó bien la mochila y se apoyó en la pared, conmigo entre los brazos – Eso significa que tendré que entrar furtivamente por una ventana resguardado por la oscuridad de la noche como Romeo y Julieta, esperando a no ser descubierto por tu malvado tío, que me haría encerrar en un calabozo – susurró y sonrió con picardía – y rogando para que la alarma sea fácil de sabotear o que tú la desconectes por mí, si es que tienes alarma claro.
Tuve que reprimir una carcajada. Me acarició y se acercó más. Su aliento me rozaba la piel, pero de repente se alejó.
- ¿Qué te pasa? – pregunté.
- Nada – contestó nervioso, y se pasó la mano por la cabeza – No era buena idea....Justo aquí – Señaló con la barbilla la sala de profesores.
Tenía razón, con que nos interrumpieran una vez al día ya era bastante, aunque no me hubiera importado correr el riesgo.
- ¿De qué tienes clase? – preguntó mirando el reloj.
- Matemáticas – dije poniendo cara de asco - ¿y tú?
- Química, aunque me ha salido alergia a los laboratorios.
- Más que una alergia, es un trauma – dije sonriendo – Me alegro de que tus ojos se hayan curado tan rápido, ayer estaban rojísimos. Estaba muy preocupada, es casi un milagro que ya no se note.
- Gracias por no haberle dicho a nadie....lo de mi problema – dijo – Oye, ¿piensas ir a mates o te vienes conmigo?
- ¿Quieres confirmar tu mala influencia?
- ¿Por qué no? – contestó – Entonces, ¿vienes? – me cogió de la mano y me miró - ¿Qué te apetece hacer? ¿saber jugar al Go?
- Pues claro – dije con un gesto de autocomplacencia.
Namjoon me había enseñado y jugábamos a menudo, había veces que hasta le ganaba.
- ¡Genial! – exclamó – Ya no tendré que jugar solo en la pausa de la comida.
Estaba tan contento que parecía mérito suyo que yo supiera jugar. Fuimos a la biblioteca con cuidado de que no nos viera ningún profesor. En la sala de lectura había un par de tableros de Go. Nos sentamos en una mesa en un rincón tranquilo con poca luz. Era de agradecer porque el baño de sol que me había dado en el despacho del director me había provocado picores.
Yoongi jugaba mucho mejor que Namjoon, me quedó claro desde el principio. Me había ganado en diez minutos.
Jugamos otra.
Esta vez jugó más a la defensiva y me dio algunos consejos, pero volvió a ganar de todos modos. En la tercera partica cometió demasiados errores y gané yo. Cuando le insinué que se había dejado, rió y me explicó que su táctica preferida era dar confianza al adversario para luego agarrarlo por sorpresa. ¡Como si fuera una adversaria digna de él!
Pero en la siguiente partida desarrollé mi propia táctica. Yoongi se había quitado las gafas, y lo miraba fijamente a los ojos. Se distraía y a veces se olvidaba de lo que iba a hacer, no sabía que pieza lanzar y se quedaba mirándome como hipnotizado. La pena era que a mí me pasaba lo mismo, me quedaba atrapada en sus ojos marrones.
Nunca pensé que se pudieran dar besos con la mirada.
A pesar de todo también ganó esa partida. No hablábamos apenas, sólo comentábamos algún movimiento o hacíamos una broma, que a veces nos hacía partirnos de risa, pero en general reinaba un silencio agradable y sosegado. Estuvimos cogidos de la mano todo el tiempo.
Nunca había estado tan a gusto con nadie.
No oímos el timbre y continuamos jugando toda la pausa de la comida. Ninguno de los dos sintió hambre, así que hubiéramos seguido jugando de no ser por Dahyun, que nos estaba buscando. Tae estaba con ella y puso mala cara cuando vio nuestras manos cogidas. No las soltamos.
- ¡Hola! – dijo Dahyun con una sonrisa – Os he buscado por todos lados. La profesora ha preguntado por ti en clase de matemáticas. Le dije que te sentías mal y que habías salido a tomar aire fresco. Tenlo en cuenta, no sea que te la encuentres.
Asentí con agradecimiento y le pregunté:
- ¿Se ha enfadado?
- No más que de costumbre. Si la ves, pon cara de enferma y listo. No sé si me ha creído, has faltado a toda la clase. ¿Vienes a geografía? – me miró a mí y luego a Yoongi, que recogía las piezas del Go.
Por lo visto todos pensaban, incluida Dahyun, que iba a seguir los pasos de Yoongi en lo que a hacer compañía se refería. El sonrió como si me hubiera leído el pensamiento, y las mariposas de mi estómago se volvieron locas.
- ¿A geografía? Claro – dije, y mirando a Yoongi - ¿Qué tienes?
- Biología – eso estaba en la otra punta del instituto.
A pesar de las miradas provocadoras de Taehyung, Yoongi no se inmutó, y agradecí que no me abrazara para demostrar nada. La actitud de Tae me preocupaba.
Salimos juntos de la biblioteca, Dahyun a la cabeza, luego yo y Yoongi, y po último Tae. Me volví un par de veces para observarlo: seguía mirando a Yoongi con rencor. Se despidió como la última vez, acariciándome el brazo.
Tae parecía quererlo estrangular. ¡Tenía que hablar con él sin falta!
Por suerte no iban en la misma dirección. Me despedí de los dos y me estaba yendo con Dahyun cuando Tae le gritó a Yoongi:
- ¿Vas a esgrima, Min?
- Sí – respondió tranquilamente.
- Entonces nos vemos en la tarima – dijo con despecho.
Lo estaba desafiando.
Y eso no me gustó nada.
¡Hasta aquí el capítulo!
Espero que lo disfrutéis muchísimo.
Instagram - letras_de_marisabel
Youtube - Suichi Lyna (+11.100)
TikTok - suichilyna (+35.500)
Muchas gracias por el apoyo.
Historia adaptada.
Original:
El beso del vampiro, por Lynn Raven Alemania.
(España en 2008)