Gia rento uno de los mejores cuartos que aquel motel de paso tenía, no era precisamente un motel de mala muerte, de esos donde los amantes solo van a coger, el lugar era más que todo para los turistas con poco presupuesto que visitaban el país, el día le iba a costar treinta y un dólares, eso se transformaba en casi dos mil quinientos rublos que era poco comparado con los grandes hoteles de lujo que estaban más céntricos. Limpio el espejo del baño pues se había empañado con el vapor del agua caliente después de su ducha, era la segunda del día, sin embargo, no le gustaba irse con el cabello seco a su trabajo a pesar de que tenía que usarlo trenzado porque como bartender debía moverse mucho y hacer piruetas con las botellas, si lo usara suelto se enredaría con todo o les serviría cócteles