Capítulo XIII Eran las siete de la tarde cuando Andreé finalizó su trabajo. Habían quedado todos los pedidos listos para el día siguiente y como los días se acortaban, ya se había ocultado el sol. Media hora después abría la puerta de su casa deseando ver a su esposa, pero nuevamente la soledad reinaba en el lugar, ni siquiera sabía dónde estaba Corina. No contestaba sus llamadas, ni sus mensajes… otra vez parecía que se la había tragado la tierra. Colocó agua del grifo dentro de la cafetera, luego un poco de café y la programó para que lo hiciera mientras tomó una ducha caliente que reconfortó su cansado cuerpo. Se sentía muy triste. No tenía ningún derecho a reproches ni a escenas de celos hacia Corina. Si ella hoy actuaba de esta forma era porque se había cansado y Andreé lo estaba