CAPÍTULO TRES Caitlin sintió algo frío y húmedo en la cara, y lentamente abrió los ojos. Se sentía desorientada mientras miraba de lado su sala de estar; se había quedado dormida sobre la silla. La habitación estaba en penumbra, y una luz tenue entraba por las cortinas, se dio cuenta de que estaba amaneciendo. La lluvia golpeaba contra el vidrio de las ventanas. Caitlin escuchó lloriquear, y otra vez sintió algo húmedo en la cara y vio a Ruth de pie sobre ella, lamiéndola y gimiendo histéricamente. La pinchaba con su hocico frío y húmedo, y no dejaba de hacerlo. Finalmente Caitlin se sentó, dándose cuenta de que algo andaba mal. Ruth no dejaba de lloriquear, y lo hacia cada vez más fuerte, y finalmente le ladró; nunca antes Caitlin la había visto actuar de esa manera. "¿Qué pasa, Ruth?