Capítulo 7 Respuestas

2685 Words
 Narra Airys Me despierto como siempre, cuando barro mi vista en la habitación se ve diferente a la mía. Está decorada con colores oscuros, mientras la mía con lila y rosa, esta cama es más grande que la que ocupo normalmente. Me siento y como de golpe vienen los últimos acontecimientos, por lo que calculo debo tener por lo menos dos días en este lugar.Aun no comprendo que hago aquí.  Escucho como tocan la puerta y permito que entre quien sea que está allí. Una muchacha entra con una sonrisa en su cara. —    Hola, que bueno que esta despierta. ¿Durmió bien anoche?   —    Eh si, ¡¿Gracias?!— contesto cohibida con la intensa mirada que dirige hacia mí.   —    Soy Angie, estoy aquí para ayudarla a adaptarse y para todo lo que necesite.   —    Sabes ¿Cuánto tiempo estaré aquí?  —Solo se encogió de hombros y ahora me percato que trae una muda de ropa. La cual me la extiende   —    Esto es para usted, en el baño encontrara todo lo necesario.   —    Gracias. — Sostengo la ropa, aunque debo confesar que su manera de tratarme me tiene desconcertada. Puesto que quien esperaría que sus secuestradores lo traten también, es algo ilógico que espero encontrarle el sentido muy pronto. Mientras tanto entro al baño y me dedico a arreglarme, y una vez lista salgo.   —    Ahora la llevaré a desayunar, el Rey manda sus disculpas tuvo que salir a atender unos asuntos. Pienso y me pregunto ¿por qué me ofrecería unas disculpas? —    Porque él sabe que desea hacerle preguntas respecto a su estancia aquí. — cuando me responde me doy cuenta que lo dije en voz alta. — Acompáñeme por favor. Sigo a Angie, quien me lleva a un hermoso jardín donde ya estaba servido el desayuno. Una vez que terminé, Angie me enseño el castillo, y un poco de sus alrededores. —    Es bueno que conozca su nuevo hogar. —la miro anonadada por sus declaraciones.   —    ¿Nuevo hogar? Este lugar solo es temporal para mí, yo sé que mi familia hará lo necesario para que vuelva con ellos. — lo digo no muy segura, pero a una esperanza debo aferrarme. Aunque en el fondo de mi corazón espero que esto suceda, algo me dice que estaré en este lugar un largo tiempo. Me miró con tristeza, lo que añadió más confusión a mi enredada mente que no puede procesar bien, puesto que hay ciertos detalles que desconozco. — Espero que con el tiempo pueda cambiar de idea, que ame nuestro pueblo y este lugar, sobre todo a nuestro Rey. —    No creo que logre adaptarme a este lugar, no puedo y no quiero eso. Haré todo lo que esté en mi poder para escaparme de aquí. —declaro, puesto que muchas veces es mejor un mal conocido que uno bueno por conocer. Ya sé que esperar de mi familia, y a pesar de que no puedo decir lo mismo de Iván me puedo hacer una idea. Pero estas personas son una gran incógnita para mí.   —    Es triste escuchar eso. La acompañaré a su habitación. — me señalo el camino, es increíble por no estar de acuerdo a sus convicciones me quiere encerrar. Una vez en la habitación, Angie se fue dejándome sola. Comienzo a buscar posibles escapes, pero la altura juega en mi contra. Porque ni loca me tiraría por una ventana para escapar, puedo ser un poco terca, sin embargo, no soy una estúpida. Cansada de pensar y buscar estrategias, me acuerdo de algo que siempre he escuchado a mi amiga, “en la guerra y en el amor todo se vale”, debo de ganarme la confianza del Rey ese y cuando lo tenga comiendo de mi mano, ¡zas! acertaré el golpe final. Me recuesto en la cama ideando todas las formas para poder dar uso a mi plan. No puedo evitar arrugar mi nariz cuando llego a la conclusión que tendré que seducirlo, aunque debo confesar que no se ve nada mal, pero lo que juega a mi favor es que nunca he coqueteado con nadie.   Narra Yeisir —    Los Kava y Turner, ¿tienen alguna pista de quién secuestro a su Airys? —Hago la pregunta de rigor, aquella que no deja de rondar en mi cabeza.   —    No Rey, aún no saben quién la ha secuestrado. Nuestro espía nos ha contado que piensan que ha de ser un enemigo de Los Kava, ya que este señor tiene negocios turbios. Pero imagínese si es capaz de vender su hija por una sociedad con esa manada. —asiento conforme, puesto que al principio creí que ella se casaba por amor con Iván, pero me alegré tanto cuando supe que todo es por obligación.   —    Los quiero a todos atentos, debemos siempre estar un paso delante de ellos. Quiero que por el momento sigan creyendo que es un enemigo de ese señor. —Si quiero conquistar a mi némesis, no puedo permitir que sepan donde esta porque pueden intentar llevársela. Lo que aún no me conviene, hasta que consiga mi objetivo.   —    Sí señor.   —    Pueden volver a sus actividades. Asienten y se van. Es hora de regresar a mi reino, todo el día lo he pasado de un lado para el otro. Tengo una plática pendiente con mi Némesis. Creía que sería fácil, pero ahora sé que ella no sabe nada de los seres sobrenaturales, y esto me deja en mala posición puesto que tendré que convencerla en que existe más vida de las que creía y además de que es mi mitad. Nunca en mi vida había estado en una encrucijada sin saber qué hacer, todo lo que se me presentaba lo solucionaba rápido, hasta los problemas de mi pueblo eran cosas difíciles para ellos, en cambio para mi eran nimiedades. Llego al castillo y aun no sé cómo enfrentarla. Deja de darle vueltas al asunto y solo actúa, me digo para infundirme el valor que necesito. —    Hola Angie, ¿dónde está Airys?   —    Hola Rey. — dice inclinándose, ya estoy cansado de decirle que me molesta que hagan eso. — Está en su habitación, con permiso. Asiento y me dirijo hacia donde se encuentra Airys. Toco la puerta y me abre luego de unos segundos eternos. Me quedo embelesado mirándola como cual bobo enamorado, aún es muy pronto para amarla, pero esta la atracción, me atrae como ninguna otra. —    ¿Qué desea? — su pregunta me desconcierta y me saca de mi embelesamiento.   —    Vine para que hablemos, sé que tienes muchas dudas y que esperas las repuestas que las aclaren.   —    Si, pase por favor. — se apartó de la puerta, entre y cerré tras de mí.   —    Puedes sentarte, lo que tengo para decir es mucho y necesito que me prestes atención que tu mente este abierta a lo que escucharas.   —    Sí, estoy desesperada por saber qué es lo que tanto esconden, ¿por qué rayos estoy aquí? — su mirada es intensa y su claro enojo es notorio.   —    Bien, comenzaré por el principio. Yo soy Yeisir Sven Leclerd. No sé si creas en los seres sobrenaturales, pero…—me interrumpe, y solo pienso que es a la única que le permito este atrevimiento, bueno también a Kaleb.   —    ¿Seres sobrenaturales? Como los vampiros y brujas. — asiento. — Sí, creo que, si existen las horribles brujas, las sirenas, y en los zánganos. Pero no creo que los vampiros existan, solo son personajes inventados para generar dinero.   —    Pues déjame decirte que estas en lo incorrecto, las brujas si existen, pero no son como la han pintado ellas son hermosísimas, también existen las sirenas y los zánganos son personas que quieren asustar a otros, pero tienen que ayudarse de otros seres para poder convertirse, teniendo sus limitaciones claro. — hago una pausa para continuar. — Hay más seres con vida, como los vampiros, hombres lobos y demonios.   —    Jajaj en serio estamos hablando de esto, ¿por qué no vas al meollo de porque estoy aquí?   —    Antes debes saber esto, yo soy el Rey de los demonios. — me interrumpe   —    Aja, y yo soy una princesa de Disney.   —    Es en serio lo que te digo. — le mostré mi lado demoniaco y su rostro se descompuso.   —    ¿Que eres? —gritó aterrada, suspiro pensando que no es la reacción que buscaba.   —    Ya te lo dije un demonio. — intento acercarme a ella, pero se aleja.   —    No te acerques, eres un monstruo. Yo no quiero estar aquí, quiero volver con mi familia. No serán los mejores, pero no son anormales. — escuchar esas palabras de sus labios, es como si encajaran un cuchillo en mi corazón y lo destrozaran.   —    Si puede ser, pero yo soy honesto contigo, mientras que tu querido prometido es un hombre lobo.   —    ¡Es mentira! — dice gritando. — No es cierto, me están mintiendo, no sé qué ganas con esto. Lárgate déjame sola.   —    No, necesitas escucharme y yo voy hablar.   —    No quiero lárgate. Me acerco a ella, mientras ella retrocede hasta que no puede retroceder más porque la pared se lo impide. Intenta alejarme golpeándome, comienza a alterarse más. Escucho como la puerta es abierta y entra mi hermano. —    ¿Qué sucede?   —    Lárgate, quiero estar sola. Mi hermano me separa de ella, veo como ella se abraza a él, mi corazón duele. Prefiere ser abrazada por mi hermano. —    Hermano sal, yo hablaré con ella.   —    Ella es mi…—bufo cuando me interrumpe.   —    Lo sé hermano, pero ella ahora no quiere hablar contigo. Yo hablaré con ella.   —    Está bien. —termino aceptando, puesto que no hay de otra. Salgo de la habitación, me voy a mi despacho enojado, amargado y con un dolor enorme. ¿Qué haré para que confié en mí? ¿Qué haré para enamorarla? Luego de dos horas mi hermano entra en mi despacho. —    ¿Hablaste con ella?   —    Sí   —    ¿Y? —le cuestiono porque esta siendo muy escueto en su respuesta.   —    Pues ya sabe sobre los seres sobrenaturales y la razón de porque está aquí. También le dije sobre las almas gemelas.   —    Le dijiste que soy…—como acostumbra hacer me interrumpe.   —    No, eso te corresponde a ti. Aunque claro ahora ella quiere estar sola y pensar. — asiento y el sale. Cuando ya no aguanto más me dirijo hacia ella, la encuentro acurrucada durmiendo. Me acuesto y la acerco a mí, no puedo estar lejos de ella y si la única forma de abrazarla y pasar tiempo con ella es así, pues no lo desaprovecharé. Narra Airys Kaleb sacó a su hermano. Para luego sentarse y pedirme que lo acompañara. —    Oye, quiero que me escuches y que seas razonable.   —    Pero es que esto es demasiado, ¿tú también eres un demonio? — pregunto con miedo alejándome de él. —    Sí, pero no debes tener miedo. ¿Sabes? me hubiese gustado ser como tú, un humano más, que sus problemas fueran el estudio, la economía y esas preocupaciones que invaden a los humanos. Pero no soy un demonio, para colmo un príncipe. Sus palabras removieron algo en mí, él no está conforme con lo que es. —    No sé porque me inspiras confianza, así que puedo hacer una excepción contigo. Perdón si te ofendí.   —    No te preocupes. Mis padres eran los reyes de este reino, desde que tengo uso de razón hemos estado envuelto en guerra, con la familia Turner.   —    ¿Con los Turner?   —    Si, hace como unos treinta y cinco años atrás, cuando mi madre conoció a mi padre. Ella era su Némesis o alma gemela, para que me entiendas mejor. Pero también era mate de Will Turner ex alfa.     —  ¿Mate? ¿alfa? —le cuestionó, interesada en saber que significado tienen estas palabras.   —    Si, mate también es alma gemela o pareja de vida. Y alfa es el líder que dirige la manada.   —    ¿Manada? No es la primera vez que escucho esa palabra, ¿Qué significa? —indago cuando recuerdo la conversación de mi padre e Iván.   —    Es como el pueblo que dirige el alfa, o sea la comunidad de lobos. — asiento, sintiendo como esta definición llena las dudas que tenía. — Entonces como era mate de ese alfa, ella se escapó con mi padre porque se enamoró de él. Will no acepto esto, por lo que se propuso acabar con mis padres. Una noche un demonio de rango nos traicionó, era el mejor amigo de mi padre y socio, entrego la cabeza de mi padre, él lo mató y todo lo hizo para hacerse con nuestro reino; él pudo huir, pero sé que está aliado a ellos.   —    ¿Me estás diciendo que los Turner son sus enemigos? —necesito poder saciar mis dudas.   —    Si, ¿sabes para que te querían? —me cuestiona algo que solo superficialmente sé.   —    Sí, para casarme con Iván.   —    Te contaré algo, Iván tenía una mate no sé cómo fue que murió, pero al morir se quedó sin luna…   —    ¿Luna?   —    Es la pareja del alfa quien le ayuda a dirigir la manada. — otra duda es aclarada.   —    Entonces ellos quieren que yo sea eso.   —    Sí   —    ¿Se puede tener más de un mate?   —    He escuchado que su diosa puede conceder oportunidades si se la merecen. Pero tú no eres su mate, el necesita una luna urgente, tiene que presentar al consejo alguien que cumpla los requisitos, alguien que le guste a ellos como luna. Por eso te eligió, vio algo en ti que le pareció útil. El consejo aprobó que tú seas su luna, teníamos que esperar que saliera ese veredicto para poder secuestrarte.   —    Espérame ahí. ¿Me dices que ya fui escogida y por eso me secuestraron?   —    Si, sus reglas son claras una vez muerta la luna de un alfa puede elegir una compañera que sea aprobada por el consejo, una vez dado este paso, si ella muere o no llegan a concretar el acuerdo ya no podrá tomar otra luna.   —    Y ¿cómo esto les beneficia a ustedes?   —    Fácil, una luna es muy importante en una manada, es quien vela por los sentimientos y que todo marche bien con su manada. Se puede decir que es la parte noble que necesitan, un alfa puede llegar a ser poco racional, por así decirlo.   —    ¿Qué va a pasar conmigo?   —    Pues es algo que deberías hablar con mi hermano. Asiento, el sigue hablando de este mundo extraño y sigo en mis preguntas. Luego de tanta plática se despide y me deja sola. ¿Qué haré? ¿Por qué será que es la pregunta que más me hago últimamente? Tengo que ser fuerte. Parece alucinante todo esto, hace unos días estaba bien, aunque me sentía mal, ahora estoy atrapada en este lugar. No hay tiempo definido para que este aquí. Si lo que dicen es cierto, mis padres saben quiénes son los Turner o ¿No? No creo, porque sabiendo eso no le entregarían a su hija a un hombre lobo. ¡Ay no seas estúpida Airys!  Nunca le has importado a tu familia, claro que saben lo que son. Si, en el despacho ellos hablaron con estos términos que empleo Kaleb. De modo, que no puedo confiar en ellos, pero ¿podré poner mi confianza en estos seres que han destapado la caja de pandora ante mis ojos? ¿A dónde iré cuando me escape de este lugar? Porque con mi familia no volveré, han hecho lo que han querido conmigo y no es justo que siga sufriendo por personas que me lastiman. Muchos pueden ver esto como egoísmo, pero lo único que no quiero es seguir atada a ese infierno, a ese sufrimiento. Nublada y estresada de tantos pensamientos que hilaban otros, me acurruqué en la cama y caí rendida. Ya habría tiempo para pensar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD