Janice vio un par de zapatillas deportivas de color amarillo neón y pantorrillas peludas. —No quedarme al margen. Parece que estás secuestrando a esta mujer—. —Ella es mi hermana.— —¿Ah, de verdad?— —¡Bájame, Hugh!— Janice volvió a patear. —O te juro que...— —Cállate, Janice—. Su agarre sobre ella se hizo más fuerte. —¿Este tipo realmente es tu hermano?— Sintió que el hombre a su derecha se agachaba para intentar verle la cara. —Bueno, técnicamente... quiero decir...— Hugh le apretó el culo y hundió las yemas de los dedos. —Sí, sí, lo es. Él es mi hermano.— —¿No te secuestraré?— Ella resopló de frustración y luchó por respirar. No era fácil estar boca abajo, con su vientre presionando su duro cuerpo. —No, pero quiero ir. Quiero salir.— —Ella quiere salir sola a la ciudad esta n