Hugo. —¿Estás bien?— preguntó. —Me duele el trasero—. Ella le frunció el ceño y luego vio a Patrick por encima del hombro. Él estaba mirándola fijamente. —Gracias a tu hermano feliz de azotar—. —La consecuencia del mal comportamiento—, dijo. —Soy una mujer adulta. Puedo hacer lo que quiero.— Se roció perfume en las muñecas. —Creo que hemos establecido que no eres exactamente digno de confianza cuando se trata de tomar las decisiones correctas sobre lo que quieres hacer—. —Oh, cambia el registro—. Ella puso los ojos en blanco. Le arrebató el perfume. —Guarda esto, estamos bailando—. —No, no lo estamos.— —Somos.— Tomó su bolso y lo puso sobre la mesa, al lado del de su madre. —Hugh, yo...— De nuevo, miró a Patrick. Tenía un codo apoyado en la barra mientras tomaba un sorbo de una cop