Capítulo 10

1832 Words
—Aún no puedo creer que tu ganarás la apuesta — me dice gruñendo luego de salir de la iglesia. Me encojo de hombros restándole importancia, de todas formas estamos casados, iugh. ¿Cómo terminé casándome con un descerebrado que le hace falta un poco de inteligente para que dejde de parecer un niño? —Debías intuirlo, soy genial idiota — menciono por lo gritarle frente a nuestro chófer: semen cauducado — aún no comprendo cómo demonios fuiste el e*****a más rápido — él acomoda el escote del vestido y me mira. —Hablas de mi Higurashi, soy lo mejor de lo mejor — aclama sacando el pinta labios y retocánsose. —Claro, y yo no estoy buena — él me mira. —Claro — alarga la O siendo claro que no me cree. —Llegamos — Inuyasha me mira. —Se supone que ahora tu sales y das la vuelta para abrirme la puerta — pongo los ojos en blanco y nuestro chófer abre la puerta de la diva — gracias — dan ganas de partirle el alma, pero me controlo. Salgo y camino hasta él me da la mano para posarla en mi brazo y entramos a recepción de la boda. Como todos saben en las bodas normales los invitados esperan a la pareja para felicitarlos y la pareja de casados son el centro de atención. Bueno, al parecer había que darle un manual a mis invitados de como demonios deben comportarse en una boda. Hay una enorme tarima donde Rin y Kikyo cantan alguna canción ranchera y los invitados la acompañan. Algunos con lágrimas en los ojos como si recordaran lo más doloroso. Una mueca se forma EB mis labios. —Llegaron los novios ardientes. Ahora que suban — la diva de Inuyasha encantado con toda la atención chilla y luego camina oara subir en la tarima. El vestido me hace sonreír. Fue tan divertido ganarle a ese idiota. Flash back Estoy esperando a Inuyasha donde acordamos, pero el muy idiota no termina por aparecer y eso hace que el chófer sea mi conejillo de indea. El debe estar con una erección dolorosa por mos comstantes choqueteos subidos de tono. El chico es guapo, pero no es mi tipo. Solo lo estoy utilizando porque me parece gracioso hacer doler tanto las pelotas que tenga que masturbarse pata poder bajarla. Que mala eres Kagoke, pero como nadie sabrá esto, no importa. Cuando me aburro invento una escusa y me alejo. Miro el reloj y la diva apestosa de Inuinútil no ha llegado. Muerdo mis labios con molestia y miro a los lados. Una sonrisa se forma en mis labios al verlo aparecer con toda su pose que él cree que es sensual, pero ante mis ojos solo parece alguien que tiene algún problema en la columna o solo tiene un palo en el culo para caminar con tanta elegancia. —Al fin llegaste imbécil—él hace que unas de sus perfectas cejas se alce y me mire con desinterés. —Lo mejor para el final—suspiro y luego sonrío. —Bien, aquí está tu reto. ¿Te gustan los paracaídas?—pregunto con una enorme sonrisa a lo que la suya, llena de confianza y con ese toque de soy mejor que tú desaparece y él color de cara decide que es momento de tomar unas vacaciones. En cámara lenta me gozo el momento en que la palidez hace acro de presencia y que el miedo aparece como diciendo: Hey, cuanto tiempo sin vernos. Veámos. Inuyasha le tiene pánico a las alturas y más a todo lo que sea referente a estar con los pies lejos de la tierra. Desde pequeño le tiene miedo, él tiene que estar loco porque siendo mi archienemigo no recuerda mis debilidades, pero como yo si recuerdo las suyas, es divertido verlo contraerse del miedo. —No, no, no me voy a subir a esa cosa endemoniada—sale corriendo lejos de mi—¡ESTÁS DEMENTE!—grita y sigue alejándose más y más. Fin del flashback Ahora, miro al frente donde mi familia hace que pase la vergüenza del año. ¿Por qué simplemente no pueden ser normales? —Vamos Kagome, ven y diviértete—esa es Kikyo quien me guiña un ojo desde la maldita tarima. Menudo numerito nos vamos a montar. Le sonrío a todas las personas antes de caminar hacia la tarima que en este momento veo como un camino directo y en vivo al infierno. Dios, yo siempre he sido, nunca hubo malicia en mi alma, siempre ayudé al progimo ¿Por qué este castigo? —Bien, ahora unas palabras romántica de nuestra parejita—anuncia Rin con una enorme sonrisa, ya veo cuánto están disfrutando de todo este espectáculo mis queridas damas de honor, son unas traidoras, eso es lo que son. Tomo el micrófono y toda la atención cae en este hermoso ser llamado Kagome Higurashi, osea, yo. —En primer lugar quiero agradecer a todos los presentes por hacer lo posible y venir a este hermoso e importante día pata nosotros dos—miro a Inuyasha con mi cara más romántica—nosotros dos estamos tan enamorados que decidimos dar este paso y que mejor manera de hacerlo que con todos mis seres queridos en el—y otros que solo vinieron porque somos la pareja del año—gracias—abrazo a mi "esposo" con una "sonrisa" en mis labios fingiendo felicidad, amor y que todo es rosa en nuestro mundo. —¡Qué los novios se besen!—grita Naraku con una sonrisa maliciosa y sé que no se detendrá hasta ver lengua de por medio. Muerdo mis labios y todos gritan que nos besemos. ¿Por qué demonios debo tener que recibir los gérmenes de este imbécil? Que el señor se apiade de él, porque yo no lo haré. Me doy vuelta e Inuyasha deja caer su vista en mi. Ruedo los ojos y esa es la señal que necesita para besarme sin que me atreva a destrozar sus pelotas, claro, si es que posee. Aunque odie admitirlo, Inuyasha tiene unos buenos labios. No son del tipo carnoso que hace ver a un chico muy afeminado o muy guapo. Él tiene ese tipo de labios que son rellenos, pero sin caer en carnosos. Unos labios que son sumamente suaves y al moverse sobre los tuyos, te envuelve. Él coloca una de sus manos en mi nuca y me hace abrir los labios para poderme besar a gusto. Mis ojos permanecen cerrados y como no soy de las que se queda sin hacer nada, le enseño quien lleva el ritmo del beso, es por eso que muevo mis labios para que hagan la batalla de quién lleva el ritmo del beso. Una de las manos de Inuyasha cae en mi espalda y me acerca a su cuerpo. Mis manos van a su pecho, y siento la tela del vestido contra ellas. Eso me hace reaccionar y me aparto de Inuyasha escuchando los gritos de los invitados. Con mi cara en alto miro a mis diabólicas hermanas quienes me miran con los ojos muy abiertos y luego mi mirada cae en mi traidor, pero nunca como el bastardo de Inuyasha, mejor amigo. Sesshomaru tiene su pulgar arriba por lo que ruedo los ojos. Solo espero que esto no se salga de control. 3 horas después —No me vengas con un tango llorón, que yo necesito ritmo, porque hay música en mi corazón y a mi no me da lo mismo—en la tarima está una Rin ebria quien canta alguna canción de una serie—no me vengas con un tango llorón porque es muy fuerte. Ay si alguna vez te miré, fue porque tuviste suerte—la veo en su momento de embriaguez y me sorprende. Rin es esa clase de mujer que aún estando borracha puede maneter su belleza intacta, su maquillaje está muy ordenado y si no fuese porque se vuelve muy habladora, canta alguna canción de series de antes (específicamente de patito feo o atrévete a soñar) y que camina súper raro, ni notas que está hasta la cabeza de alcohol. —¿Alguién será un buen familiar y la bajará de ahí?—pregunto y nadie me hace caso. Claro. Naraku está más pendiente al escote del vestido de Kikyo y como sus labios envuelve un uva dándole tiempo a saborearla. Bueno, seamos realistas, Naraku posiblemente tiene una erección bajo el mantel de la mesa por esa acción de Rin, solo hay que ver como quiere lanzarse por ella, aunque la muy diva ni una mirada le da. Pobre Naraku, Kikyo no es polvo de una noche cariño. Sango bebe como si quisiera ahogar sus penas en el alcohol, todo porque Miroku se besaba con una chica y ella lo vio. Ayame solo mira a Koga y cuando él la mira a ella, pues ella se hace la desentendida como si no pasara nada. Por Dios, yo necesito un hombre que me de calor, y ya saben a qué tipo de calor me refiero. Porque... ¡Ya no tendré sexo a menos que sea un adúltera! Me siento tan mal, no pienso tener sexo con Inuyasha y si ese idiota cree que me estará haciendo la cornuda del pueblo, que baje de su fantasía, no lo dejaré que todos me tachen de la que tiene los cuernos más grande. No señor. —Nunca podré olvidar tus ojos, no, no, no—canta otra canción Rin—nunca podré escuchar tu voz y hoy estás tan lejos—Naraku deja de mirar a Kikyo. Kikyo deja la uva. Sango deja de beber. Miroku mira hacia delante. Ayame deja de mirar de reojo a Koga. Koga deja de mirar a Ayame. Inyasha deja de ser idiota por un segundo. ¿Por qué? Porque todos estamos mirando con sorpresa a Rin quien está señalando a Sesshomaru y baja de la tarima acercándose a él. >> ¿Cómo pude creer que yo te iba a gustar? Si para mi en tus sueños no hay lugar—Sesshomaru está tan sorprendido que deja de hacer cualquier cosa solo para mirar a Rin—¿Y ahora qué? ¿qué haré con tus recuerdos?—ella sigue cantando hasta acercarse a Sesshomaru quién es incapaz de apartar la vista de la mujer frente a él—y ahora qué tu tienes sexo con alguien... Y ahora que ya no me quieres—él lugar queda en silencio y vemos como Rin levanta la mirada y baja el micrófono, lo mira detenidamente y cuando imagino que sus ojos se cristalizan ella se aleja. Me levanto y Kikyo hace lo mismo para correr tras ella. Ya no llevo el traje por lo que me facilita moverme para ir trás mi hermana. Cuando yo corriendo sin tacones y Kikyo corriendo con tacones alcanzamos a Rin al mismo tiempo la vemos roja de la furia. Ahora no sé si fue buena idea seguirla. —¡Es un idiota!—grita de repente—¡como me efurece ese inútil como lo detesto!—Kikyo y yo nos quedamos en silencio—¡me enfurece!—nos mira y ambas saltamos sorprendidas—largo, quiero estar sola—nos da la MIRADA y nos alejamos de la chica que parece que puede acabar con el mundo justo ahora. —¿Dónde está?—la pregunta de Sesshomaru nos hace mirarlo. —¿Qué hiciste?—pregunto y él muerde sus labios. —Nada por lo que ella deba estar enfadada y se lo voy aclarar justo ahora—Kikyo y yo nos miramos y lo vemos alejarse en dirección a la cual Rin se fue. —Bien, es hora de que los novios se larguen—Naraku, quien parece más un enemigo que un aliado nos sonríe—a su luna de miel en... ¡Las vegas!—Inuyasha y yo nos miramos. ¿Por qué huele a más caos!
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