Capítulo 4

1714 Words
Sinceramente no sé cual demonios es el problema con mi familia de levantarme temprano. ¡Hola! Odio las mañanas, odio que me despierten y odio esos gritos de retrasadas que tienen mis hermanas. Abro los ojos maldiciendo desde temprano a todo lo maligno que me haya enviando a Rin ya Kikyo. La puerta de mi habitación se abre y una melena roja como el fuego aparece en mi campo de visión. —Kagome, Dios mio, lo siento — miro a mi prima Ayame Higurashi quien está llorando como la retrasada que es. Pero mi pregunta es ¿por qué de disculpa? Mi apestoso mal olor de boca por las mañanas me acompaña. Me quito la lagaña mañanera mientras bostezo y me estiro. Lo único que tengo a mi alcance es una mini bocina que Rin dejó anoche luego de que me acompañara a escuchar canciones corta venas. No lo dudo y se lo lanzo a Ayame quien se abaja y me mira horrorizada. —Sabes que odio que me levanten — la señalo con mi dedo y mi voz es asquerosamente ronca. —Pobrecita está sufriendo — la miro raro — ya Rin y Kikyo me contaron todo — ella sorbe su nariz — siento tanto que Inuyasha te halla rechazado — abro mis ojos como platos. —¿Disculpa? —Murmuro sin dar crédito. —Ay Dios, el dolor la está volviendo loca — rasco mi nuca mientras analizo sus palabras. —¿Quién me rechazó? —Ella solloza y maldigo para mis adentros por la anormal familia que tengo. —Inuyasha — sonrío y me levanto como poseída. Tomo dos tacones y camino fuera de la habitación — ¿Kagome? —Antes de que ella pueda reaccionar miro a Kikyo ya Rin reír. Lanzo un tacón a cada una que esquivan con esfuerzo. —Así que me rechazaron — digo como una loca psicópata. —¡Mamá Kagome enloqueció! —El grito de Kikyo me sobresalta. —Esta vez ni mamá te salvará perra miserable — gruñó corriendo escaleras abajo, pero como soy yo, termino rodando por ellas — mierda — termino en el primer piso — j***r — murmuro al sentir dolor. —¿Ya moriste? —Pregunta Rin — di que si para Kikyo y yo compartir tu fortuna — Kikyo la mira mal. —Si ella te responde es porque sigue viva Rin, mejor que ni responda así aunque este viva, estará bajo tierra y nosotras con su fortuna — Rin sonríe. —Eres una genio — ella chocan sus puños. —Lo sé cariño, me siento única y especial — me siento gimiendo de dolor. —Malditas escaleras que me odian — gruñó molesta. —Por cierto Kag, Akitoki Hoyo está en la cocina hablando con mamá — mis ojos se abren — al parecer quiere invitarte a salir — menciona de manera distraída. El mundo gris que traigo desde la palabras dedicadas por mi padre e Inu No desde hace días desaparecen para que se abra uno lleno de mierda de unicornios y focas retrasadas. —¿De verdad?—pregunto feliz. —De verdad, de verdad verdades—dice Rin haciéndome rodar los ojos por las pendejadas que dice. —Claro, eso es igual a la lógica logística—golpeo mi frente al escuchar a Kikyo. —Me iré a quitar la mugre—corro más rápido que flash para mi habitación. Cuando entro veo un lindo vestido sobre la cama y a Ayame buscando zapatos. La ignoro, luego le agradezco. Entro al baño y hago todo a tiempo récord. Me cambio y me hago una trenza para luego bajar las las escaleras con estilo. —Kagome—miro a Ayame de buen humor. —¿Pasa algo?—pregunto con aires despreocupados. Mi crush está en mi casa, ¿qué puede pasar?  —Tío está con el chico—me paro en seco abriendo los ojos como platos. —Me lleva quien me trajo—murmuro gimiendo con pesar y bajando las escaleras rápidamente. Cuando entro a la cocina ninguno está ahí. —Kagome—mamá me regala una sonrisa. —¿Dónde está tu esposo con mi chush?—pregunto rápidamente. —En la oficina, pero... Salgo disparada a la oficina de mi padre abriendo sin llamar. Veo el rostro serio de Akitoki y papá me mira. —Hija—respiro hondo entrando como la puta ama que soy. —¿Qué le contaste papá?—¿acaso eso fue un chillido que salió de mis labios? —Te casas—es todo lo que dice Akitoki y gimo con pesar. —Papá—mi voz es amenazadora. —Hija—llevo una mano a mi cabeza. —Por Dios, no me caso—solo faltaron esas palabras para que el grito adolorido de alguien se escuche detrás de mi cuerpo. Doy la vuelta y abro los ojos al ver a Inuyasha amarrado con una soga que sé, no podrá desatar él solo, sus ojos miran de manera fulminante a su padre quien tiene un pie sobre el estómago de Inuyasha. —Sé que Inuyasha es un perro, pero, ¿por qué hasta ahora quiso tratarlo como tal?—pregunto cruzando mis brazos. —Debemos preparar todo—le dice a mi padre ignorándome. —¿Por qué va amarrado?—pregunta papá mirando a perroyasha tirado en el suelo, me daría penita si no lo detestara tanto. —Quiso escapar del país—dice su padre con una siniestra sonrisa. —¡Esto es secuestro papá!—grita perroyasha. —Si quieren yo cuido de su cuerpo—propongo con una sonrisa. Inuyasha niega como loco. —Ni loco dejaría mi cuerpo en manos tuyas, definitivamente no—le hago ojitos a Inu No. —Por favor—Ok, debo practicar el ser amable con las personas. Eso sonó como una pregunta. —Inu No Taisho, será mejor que por tu propio bien sueltes a mi hijo en este instante—la voz de la señora Izayoi hace que el señor Inu No se estremezca y abra muchos los ojos murmurando un; mierda. —Cariño—la señora Izayoi no parece nada feliz. —No tratarás a mi hijo como un animalito—se arrodilla frente a ese desecho humano, excremento de simio. —Pero cariño—ella levanta la mano. —Nada de cariño. Tú lo vas a soltar—le dice mirando duramente a su esposo—y tú Inuyasha no escaparás del país y te casarás con Kagome—ahora sus ojos brillan emocionados—Naomi y yo estamos arreglando los preparativos—abro mis ojos sorprendidos—será una boda espléndida—me dice con orgullo. —Tengo novia—le recuerda Inuyasha. —Y ya te he dicho que la chica me parece un poco estirada—ella le da palmaditas en la mejilla a Inuyasha de manera distraída. —Mamá—gruñe molesto. —Etto—mis ojos se abren ante la voz de Akitoki—al parecer ya tienes prometido Kagome—niego rápidamente. —No es cierto—digo. —Creo que es mejor que me vaya—dice rascándose la parte trasera de la nuca. —Si es mejor—dice Inuyasha aún tirado en el suelo—no sé que le ves a una tabla de surf parecida a la muñeca de Anabell de fea—mi cabeza gira como poseída en dirección a Inuyasha. —¿Cómo me llamaste?—digo despacio. —¿Aparte se fea no te lavas bien los oídos?—él se ríe—pensé que por lo menos eras higiénica—cuando me voy a lanzar por él mi padre me toma de la cintura. —Tú quieta—me dice—y tú—señala a Inuyasha—haz silencio—suspiro mirando a mi padre. —Ya di mi palabra—digo cruzada de brazos. —Hola familia que me ama porque soy bello, único, especial, el centro de sus universos, que soy todo lo mejor—claro que la única persona con tanto amor así mismo es Naraku que entra como galán de telenovela mirando a todos con ojos soñadores—¡Dios mio un vagabundo secuestrado aquí!—grita mirando a Inuyasha que permanece en el suelo. —Soy tu hermano pendejo—gruñe Inuyasha aún atado. —¿Por qué mierda Inuyasha está atado y parece vagabundo?—pregunta Naraku con el ceño fruncido. —Porque lo confundieron contigo—dice Kikyo montada en sus tacones e impecable. —Que graciosa cariño—dice mordiendo su labio inferior y comiéndose a Kikyo con los ojos. —Eres un cerdo—dice ella arrugando su frente. —Por ti lo que sea—hace señas de levantar un celular y ponerlo en su oído queriendo decir decir que lo llame y Kikyo niega mientras hace parecer que cuelga la llamada. —Kagome—Akitoki me mira—lo siento, lo nuestro no podrá ser, entiendo que tengas a otro en tu corazón yo fui muy lento con mis sentimientos—mis labios se abren—sé feliz—¿pueden decirme dónde diablos es que consigo tanto drama en menos de una hora? Ahora no solo mi familia y la del cavernícola de Inuyasha son dramáticas. ¡Mi crush es un jodido drama Queen! —Etto—rasco la parte trasera de mi nunca—¿qué te puedo decir?—muy inteligente Kagome, Bravo, te llevas el premio a las mejores respuestas después de confesiones fracasadas. —Solo que serás feliz—Inuyasha suelta un Awww que me hace mirarlo como poseída. —¿Ese era el novio que tenías Kagome?—pregunta con burla aún en el piso. —Cállate—él se ríe a carcajadas. —Auxilio, me desmayo—canta mirándome—como pasa quedará velando Santos—él se ríe como si fuese el chiste más bueno del mundo—admítelo Kagome, tu padre te quiere buscar marido para que su hija no se quede solterona. Porque un tronco tiene más cuerpo que tu cariño. Para ti, siempre tabla nunca intabla—vuelve a reír como maníaco. —Si con chistes así es que consigues tus conquistas, ya veo porque sigues con la loca Miss fotos—Kikyo levanta sus manos en señal de que choque los cinco. Lo hago. —Yo... No puedo seguir mirando esto, rompe mi corazón—Akitomi sale corriendo como si esto fuese una telenovela con malo guión y reparto. —Enserio que les voy a prohibir a todos que vean películas de dramas—aseguro señalándolos. —¿Me pueden soltar?—pregunta Inuyasha molesto. —Aún sigue en pie el cuidarlo—él pone los ojos en blanco. —Sé que mueres por comerte este bizcocho Kagome—me guiña un ojo—pero con ese carácter ni mi dedo miñiquo te vas a comer—trato de controlarme y no lanzarme a mi padre. —Ya desearías que haga algo en ese asqueroso ser tuyo—murmuro. Inu No desata a Inuyasha quien se levanta rápido. —La boda ya está muy avanzada chicos, ya envíamos las invitaciones—mis ojos se abren. Eso si que es avanzar rápido. —¿¡Pero que mierda papá!?—chilló mirándolo con odio—¿cómo le puedes hacer esto a tu hija?—lloriqueo. Bien, hasta yo dejaré de ver tantas películas. —Silencio—dice—Rin y Naraku serán pareja y Sesshomaru y Kikyo. ¿Alguien se opone?—pregunta papá. —¡Yo me opongo!—la puerta se abre con fuerza y Sesshomaru entra como la diva más diva de las divas. —¿Y tu por qué te opones?—pregunta mi papá golpeándose la frente. —Una sencilla razón—me guiña un ojo. —Por mi—digo con tranquilidad. —Porque usted dijo que mi pareja será Kikyo y yo quiero a la dulce lengua de Rin conmigo—todo el mundo abre la boca—si Rin no me lanza veneno como mi pareja me opongo a la boda—dice Sesshomaru cruzado de brazos. —¡Sesshomaru!—chilló sintiendo la traición de mi mejor amigo. Solo a mi me pasan estas cosas. —Lo siento Kag, es mi oportunidad de brillar. ¡Porque nadie brilla más que yo!—grita y Naraku aparece junto a él. —¡Excepto yo!—ambos se miran. —Alto ahí—Rin entra con un vestido donde todo grita "brillo en exceso" igual que su abrigo, sus zapatillas y su puto maquillaje—nadie brilla más que yo—dice con pose de alguna modelo o alguna diva. Sesshomaru y Naraku se ponen de rodillas para hacerle reverencia y ella ríe encantada de la atención que buscaba y consiguió. —Los mandaré a un manicomio a todos—murmuro mirando la familia que tengo. 
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